El periodista César Hildebrandt volvió a encender el debate público tras cuestionar duramente a la congresista Lucinda Vásquez, denunciada por emplear a un trabajador para recibir una pedicura en horario de oficina y ordenar tareas domésticas a un asesor en su casa.
Durante la última edición de su pódcast, distribuido en YouTube, Hildebrandt calificó el hecho como “una imagen propia de este Congreso del lumpen”. Añadió que Vásquez forma parte de “Juntos por el Perú - Voces por el Cambio - Bloque Magisterial, un breve rosario de pequeños grupos que se reclaman de izquierda farsante que vota con el fujimorismo cada vez que puede”.
“La señora ha demostrado que además del alma, tiene los pies en mal estado (...), pero este juanete de la política, esta micosis del parlamentarismo, esta Lucinda, en suma, no existiría si el país no estuviese plagado de gente que vota literalmente con los pies”, expresó el periodista, en una crítica que amplió a la responsabilidad ciudadana y a la cultura política del país.
Hildebrandt también señaló que este tipo de abusos son posibles “porque, a menudo, hay gente tan arrastrada como el asesor” que aceptó ser podólogo. “La congresista no tiene escrúpulos, es cierto, pero su empleado no tiene dignidad”, afirmó, antes de advertir que existen parlamentarios “pagados por mafias criminales” que legislan a favor de intereses ilícitos.
“Da un poco de asco, eso también es cierto, pero hay compadres y comadres próximos más peligrosos que ella. Son los que legislan para su provecho y el de los delincuentes allí le sirven. Lucinda camina con dolor. Los otros corren por la bolsa”, añadió.
En su cierre, comparó el caso de Vásquez con el del presidente interino José Jerí: “A Lucinda Vásquez le corta las uñas un asesor que debía hacer tareas de asesoría. A Jerí, la prensa interesada y el Congreso del hampa le están creando una imagen de estadista omnipresente (...). Jerí, como la congresista de las uñas, es un pie de página en la larga historia de nuestras patrañas, porque la mentira tiene patas cortas”.
Las revelaciones del dominical incluyeron también denuncias de exasesores que aseguraron haber entregado parte de sus sueldos a la parlamentaria y su entorno. Este caso se suma a otros escándalos que golpean la imagen del Parlamento, como el de los llamados “mochasueldos”, reforzando la percepción de un Congreso cada vez más alejado de la ética y del servicio público.
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