Roxana Salgado Manrique considera que el deporte, en específico el fútbol, es una forma de vida que la motiva cada día a superar obstáculos y alcanzar nuevas metas. En la actualidad y pese a sus 52 años de edad, integra las filas del club Deportivo Temperley, este compite en la Liga Departamental de Fútbol de Arequipa.
¿Cuál es su trayectoria futbolística? Mis inicios fueron en el Deportivo Temperley en la categoría “fútbol once” bajo la dirección del profesor Manuel (Loco) Medina, ahora juego para diferentes equipos de “fútbol ocho” representando al Colegio Profesional Regional de Licenciados en Administración y otros más. Mi preparación actual está bajo la dirección del profesor Claudio Castro en el Centro de Alto Rendimiento Cantuta Fútbol Club.
¿Por qué la posición de arquera? Me permite la toma de decisiones y una mayor capacidad para manejar la presión, también el amor que tengo por el fútbol no tiene edad. Siento una gran pasión por el deporte. Aceptar este desafío es una forma de demostrarme a mí misma que aún soy capaz de superar muchas barreras.
Muchos asocian al fútbol con el género masculino ¿Qué opina? Es una perspectiva que fue predominante a lo largo de la historia, pero está siendo cada vez más cuestionada y transformada. El fútbol femenino existe y se desarrolla, aunque con muchas más dificultades y menos visibilidad que el masculino.
¿Su mejor recuerdo dentro de las canchas? Recuerdo que se acercaba el último minuto, era la final del campeonato, había mucha presión porque llegamos a los penales. Un remate potente iba con destino a mi arco, instintivamente, me lancé y estirándome lo más posible la punta de mis dedos logré desviar el balón. El pitido final y el júbilo de mis compañeras corriendo hacia mí, abrazándome, con esa frase “bien jugado arquerita” siempre la tendré en mi mente y en mi corazón.
¿Quién la inspira a seguir? Mi gran amigo Lino me dijo alguna vez que podía lograrlo, ahora lo poco o mucho que aprendí se lo pongo de ejemplo a mi hijo, su madre logra lo que se propone pese a las críticas por la edad, pero no me rindo ante las adversidades. Ningún accidente puede acabar con los sueños de una persona.