La Amazonía se muere a causa de los incendios forestales, nuestras montañas de la sierra también. Pero, pocos medios de comunicación nacionales priorizan atender este tema, prefieren casos de luto, mientras se aprecian imágenes dramáticas y pedidos de ayuda.
Por parte del Ejecutivo ante la presión de las redes sociales donde hay testimonios de súplica para atender los incendios, recién pareciera que existe plena conciencia de la magnitud de los daños. Aún así los actos de nuestros gobernantes generan más dudas e indignación ante una tragedia mundial.
La presidenta Dina Boluarte recién este lunes sobrevoló la zona, ¿Era necesario? ¿no era más efectivo priorizar más naves para ayudar a sofocar los siniestros? Por su parte, el titular del Consejo de Ministros, Gustavo Adrianzén, descartó una declaratoria de emergencia por el momento y rechazó la solicitud de ayuda internacional ante la desgracia.
Además, se dedicó a culpar a los agricultores por los incendios al realizar ‘prácticas ancestrales’ con la quema de pastizales que después se salen de control. Pero, no dice nada sobre como solucionar esta crisis.
Si nos vamos a Europa, otro país afectado por los incendios forestales como Portugal ya solicitó el apoyo de sus pares europeos ante los siniestros que afectan su territorio y solo tiene 2 fallecidos, nosotros muchos más.
Retornando a Sudamérica, Brasil, Colombia y Bolivia también están afectados y solicitando el apoyo del caso. Las cifras del Instituto Nacional de Defensa Civil (Indeci) revelan la magnitud de la tragedia. Son 15 fallecidos, 98 heridos y más de 3750 hectáreas de cultivos y pastizales perdidos a causa de los incendios forestales.
Se requieren acciones más contundentes si no queremos perder para siempre al principal pulmón de la Tierra. Pues, para que un árbol alcance su madurez y crezca fuerte y brindando sombra a todos pasan más de diez años.
Hoy, los incendios forestales acaban con cada uno de estos ejemplares centenarios en cuestión de horas. El medio ambiente nos necesita si no queremos ver como se pierde nuestra riqueza natural que es la que nos alimenta, en resumen nos da vida.