El 1.º de septiembre ha comenzado el denominado “Tiempo de la creación” correspondiente a este año, que como siempre concluirá el 4 de octubre, día en que la Iglesia católica celebra la fiesta de San Francisco de Asís. El “Tiempo de la creación” es un período ecuménico, es decir en el que todos los cristianos, no sólo los católicos, estamos llamados a rezar y reflexionar sobre la importancia de cuidar nuestra “casa común”, ante el cada vez mayor peligro de ser víctimas de una “catástrofe ecológica” que fue ya anunciada por el papa san Pablo VI en su discurso por el 25.º aniversario de la FAO (16.XI.1970). Sobre este peligro igualmente nos alertaron san Juan Pablo II, entre otras ocasiones en su Mensaje para la Jornada Mundial de la Paz del año 1990, y también varias veces el Papa Benedicto XVI que nos exhortó a promover una “ecología humana integral”. En consonancia con sus predecesores, en el año 2015 el Papa Francisco instauró la Jornada Mundial de Oración por el Cuidado de la Creación, cuya décima edición hemos celebrado el domingo pasado, día en que dedicamos esta columna al mensaje del papa León XIV para esa jornada.
Con la finalidad de que sigamos reflexionando respecto a la crisis ambiental y el cambio climático, quisiera ahora comentar algunos pasajes del mensaje del papa Francisco para la jornada del año 2022. En esa ocasión, el papa nos invitó a recordar que toda la creación ha sido hecha por Dios y que Él nos la ha entregado para nuestro provecho pero también para que la cuidemos y, a su vez, la entreguemos a la siguiente generación.
Desgraciadamente – escribió Francisco – los excesos consumistas propios de un “antropocentrismo despótico” y una cultura materialista dominada por “intereses económicos depredadores” vienen ocasionando la extinción de numerosas especies animales y recursos naturales, así como la crisis climática que se manifiesta en sequías, inundaciones, olas de calor, incendios forestales, desertificación y otros fenómenos que nos afectan a todos pero sobre todo a los más pobres y a las comunidades nativas cuyos territorios ancestrales están siendo devastados. Esto lo vemos también en el Perú, no sólo porque algunas empresas extractivas no respetan los límites de la naturaleza, sino en mayor medida por la minería y la tala ilegales, así como por los cultivos destinados al narcotráfico, que cada vez se extienden más.
Ante esta realidad y como ya lo había hecho en su encíclica Laudato si’, en el 2022 Francisco nos exhortó a «convertir los modelos de consumo y producción, así como los estilos de vida, en una dirección más respetuosa con la creación y con el desarrollo humano integral de todos los pueblos presentes y futuros». En síntesis, el cuidado de la creación y la conservación del medio ambiente son tareas que nos corresponden a todos, y el “Tiempo de la Creación” nos llama a poner en práctica acciones concretas como, por ejemplo, evitar el uso innecesario de plástico o papel, no desperdiciar el agua ni los alimentos, evitar tener las luces encendidas de modo innecesario, etc. Como dice el Papa Francisco, cada una de estas acciones «puede ser un acto de amor que exprese nuestra propia dignidad» (LS, 211).