Infeliz fue el anuncio para el sector minero y económico del país que dio el martes pasado el primer ministro Alberto Otárola, al indicar que “el proyecto minero Tía María no estaba en la agenda del gobierno” contradiciendo al ministro de Energía y Minas, Óscar Vera, quien en la jornada inicial de la 36 edición de Perumin, mencionó que el proyecto “Tía María es importante para el país” y es el deseo del gobierno “que se realice”.
Tremenda contradicción del gobierno. El ministro del sector, conocedor de la importancia de la minería en la economía del Perú, expresó su deseo que el proyecto mencionado salga adelante, añadiendo que solo falta la “licencia social” de los pobladores del Valle de Tambo, donde la minera Southern Perú viene trabajando para lograr ello.
Mientras tanto, Otárola, asustado por un pequeño grupo de antimineros y socialistas, que protestaban en las afueras del centro de convenciones de Cerro Juli, dijo que “Tía María no era prioridad para este gobierno” (el mismo discurso del expresidente preso Pedro Castillo), tratando de calmar a los protestantes.
Consideramos que Tía María y otros proyectos mineros en curso deben estar en la agenda de este y los próximo gobiernos. Es deber del Poder Ejecutivo promover las nuevas inversiones, de acuerdo a las leyes peruanas. Es más, deben incentivar la minería por su tremendo aporte de divisas, generación de puestos de trabajo (en etapas de construcción y explotación), creación de nuevas empresas contratistas que dan servicio a las mineras (combustibles, lubricantes, hoteles, lavanderías, panaderías, centros de salud, provisión de ropa de serguridad, uniformes, etc., etc.) y reactivación económica a los pueblos ubicados cerca a una mina por las compras de algunos insumos y mano de obra local.
Hace más de una semana, el presidente del Banco Central de Reserva del Perú, Julio Velarde, dijo que el crecimiento económico del país en este año sería 0 %, por ausencia de la inversión privada y pública. Efectivamente, es así. Nadie quiere invertir en un país donde cunde la inestabilidad política y social. Los empresarios privados prefieren dirigir sus dólares a otros países con mayor estabilidad, que les permita recuperar su inversión.
Respecto a Tía María, debe ser una realidad. La mina no utilizará agua del río ni del subsuelo; usará agua de mar. No contaminará, debido a que obtendrá el cobre mediante lixiviación: no evacuará revales, al no haber planta concentradora. Los impactos ambientales serán mínimos y la mitigación de ellos están en el Estudio de Impacto Ambiental, aprobado por el gobierno.
Finalmente, el impacto económico en la zona será positivo con la generación de puestos de trabajo para la población local. Los alcaldes tendrán más dinero (vía canon minero) para la ejecución de obras de desarrollo social. Se agrega la gran inversión que debe realizar la minera en su programa de apoyo a las poblaciones del área de influencia directa, durante toda la vida de la mina.
Los antimineros y políticos socialistas, que quieren un Perú parecido a Venezuela, felizmente que vienen perdiendo seguidores. El pueblo se está dando cuenta de las ventajas de este proyecto.