Patricia Benavides, suspendida fiscal de la nación es atacada y acorralada. Buscan destruirla. El teléfono conteniendo los chats de Jaime Villanueva, exasesor del Ministerio Público -principal testigo en el caso contra ella-, ha desaparecido. Habría sido destruido. La principal prueba contra Benavides no existe. Trascendió que fue destrozado por Villanueva. No estuvo bajo custodia extrema en la fiscalía. ¿Cómo explicar ahora la veracidad de los chats difundidos que aparentemente involucran a Benavides?
Dejémonos de medias tintas. No tiene sentido destruir un teléfono que contiene -según los acusadores- una prueba contundente contra Benavides. No es necesario mayor análisis para entender el hecho. El teléfono desapareció porque cualquier peritaje técnico hubiera demostrado lo sospechado: que esos chats no existieron o fueron adulterados descaradamente, preparados de manera criminal para acusar. Los pantallazos fotocopiados de un original falso sirvieron para iniciar una denuncia avalada por ciertos medios de comunicación con vínculos estrechos con la mafia organizada por las constructoras brasileñas, la progresía y el vizcarrismo que perdieron el dominio de la Fiscalía con Benavides a la cabeza. Así de simple. Lo mismo se hizo contra el exfiscal de nación, Pedro Chávarry, cuando pedía a los fiscales Vela y Pérez mostrar el convenio suscrito con Odebrecht. Convenio, por los resultados vistos, contrario a los intereses nacionales.
¿Qué hay detrás de todo esto? No otra cosa que la demostración de una verdadera mafia pretendiendo dirigir en la sombra los destinos del país. Vizcarra inventó la Junta Nacional de Justicia (JNJ). Sabía lo que hacía. Se alió con esa progresía infiltrada en el Estado e instituciones. Esa Junta decide el nombramiento de jueces y fiscales. Controla la justicia. Ahora anuncia que evaluará el desempeño del JNE y ONPE, organismos encargados de los procesos electorales. He aquí la madre del cordero: ¡La progresía prepara los resultados de las elecciones presidenciales y del Parlamento del 2026! Ya se dijo antes: en una elección importa quien cuenta los votos.
Desde su nombramiento, Benaviodes estaba con la soga al cuello. La JNJ la suspendió como estaba planeado. Cruzaron la línea entre la honestidad y las malas artes. Y así, la guerra contra la progresía y socialismo es un hecho. Milei lo anunció en reciente conferencia en Davos: el socialismo se expande como nunca antes. Está usted entonces notificado. Si se rinde caen la democracia, las libertades, los valores humanos y la integridad de la humanidad.
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