La semana que termina ha sido una de las más difíciles y trágicas que tuvo el país. Diversas personalidades dejaron este mundo y generaron todo tipo de reacciones dejando en claro que, de diversas maneras, dejaron huella y nos mostraron la fragilidad que tiene la vida para propios y extraños.
El domingo las ediciones de los medios de comunicación se sobresaltaron tras reportarse el fallecimiento de la excanciller Ana Gervasi. Las causas siguen en investigación pero todo apunta a que se trató de una muerte sin violencia de la diplomática peruana que en su momento fue una de las cartas fuertes del Gobierno de Dina Boluarte.
El martes le toco al turno trágico al deporte peruano. Roberto Chale, una de las figuras más talentosas y carismáticas de nuestra selección nacional de fútbol. Su fallecimiento se dio tras una larga lucha contra complicaciones a causa de la diabetes. Como buen futbolista supo luchar en el partido más difícil de su vida y, con su partida, se elevó a la eternidad para unirse a la constelación de ídolos que permanecen en el recuerdo de la afición.
Finalmente, al día siguiente, Alberto Fujimori, dejó este mundo a los 86 años. Fue presidente de la república y fue condenado por los crímenes de Barrios Altos y La Cantuta. Además, durante su gobierno se logró la captura del terrorista Abimael Guzmán y se rescató a los rehenes de la Embajada de Japón tomada por miembros del MRTA. A su velatorio acudieron, durante tres días, miles de personas que tenían algo que agradecerle. También se tuvo voces del otro lado que recordaban sus delitos.
Más allá de las obras y omisiones que pudieron tener estos tres personajes, lo cierto es que sus familias perdieron a un integrante valioso. El país cierra una semana lúgubre y solo queda pensar en el legado de quienes dejan este mundo para sus seres queridos.
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