Comienza una nueva Semana Santa y todo hace indicar que será con toda la normalidad que dejó de llevarse a cabo durante los últimos 3 años. Ha pasado la etapa más dura de la pandemia donde se dieron una serie de restricciones que nos privaron de acudir a las procesiones, misas y demás actividades que reflejaban el espíritu religioso de nuestra ciudad.
Esta semana brinda una oportunidad de reflexión para recordar nuestra actitud ante la vida. Para quienes estamos en la fe católica significa pensar en quien dio su vida por nosotros y salvarnos de nuestros pecados. Se trata de meditar sobre como vamos conduciendo nuestra vida y que estamos haciendo por ayudar al prójimo.
Sabiendo que existen sectores que no necesariamente son católicos, se debe tener en cuenta que el respeto por los derechos de los demás es la base de una buena convivencia. Bajo esta premisa no cabe criticar a quien si respeta la Semana Santa y por ende cumple con acudir a las diversas actividades del caso.
De igual forma existe otro sector que aprovecha este período para viajar por el feriado largo e incluso busca oportunidades de llegar al desenfreno. Esperemos que esto no ocurra y simplemente pase un buen momento aprovechando los días no laborables. De igual forma tenemos a quienes acuden a campamentos improvisados en zonas como las faldas de los volcanes. Ya hubo episodios de incendios forestales por culpa de malos visitantes. Recordemos que la naturaleza tiene su espacio y también merece ser cuidada.
Todos estos puntos aparecen en el espectro de Semana Santa. Solo se pide a la ciudadanía, crea o no, que respete a todos los demás y se garantice la importancia de reflexionar en familia o pasar momentos agradables siempre pensando en el prójimo.