La revelación sobre el uso de reloj Rolex por parte de la presidenta Dina Boluarte ha merecido todo un despliegue y opiniones de diferentes sectores. La premisa apunta a que la mandataria no ha sabido sustentar la procedencia de dicho objeto y ello ha gerenado una serie de declaraciones a favor y en contra del Ejecutivo.
Desde el Ejecutivo han resaltado que la mandataria tiene todo el derecho de adquirir un objeto de este tipo. Otras declaraciones respaldan a las versiones de Dina Boluarte, quien refirió haberse comprado el reloj con dinero producto de sus ahorros.
Del otro lado, la oposición manifestaba su incomodidad, pues no estaba del todo claro el cómo surgió la adquisición del Rolex. Es más, cada palabra ahondaba la duda, sobre todo porque no se mostraron documentos que sustenten la adquisición de un objeto tan caro (análisis de peritos indican costos que promedian los 14 mil dólares). Incluso también surgieron voces sobre una moción de vacancia contra la mandataria por los presuntos signos de enriquecimiento ilícito. Casi nada.
A estas alturas, la situación del Rolex de nuestra presidenta se ha convertido en una cuestión de Estado que ha resistido análisis de todo tipo. Mientras tanto, estamos perdiendo de vista otros temas tan o más importantes que van en beneficio del país. A un lado quedó la lucha contra el fenómeno El Niño, el dengue, etc., todo ello por las críticas hacia la adquisición del Rolex.
Bien haría la presidenta Dina Boluarte en dar a conocer realmente cuál es el origen de la adquisición de los Rolex. Sería el mejor acto de honestidad ante la población para acabar con las especulaciones a favor y en contra. Recuerde que un personaje público siempre estará en la mira de todos y por ello se debe ser lo más transparente posible en cada acto de gobierno y la ciudadanía también lo sabe.
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