Arequipa, al igual que otras regiones de la sierra sur del Perú, enfrenta una grave amenaza: la activación de quebradas y la ocurrencia de huaicos debido a las intensas lluvias. El Servicio Nacional de Meteorología e Hidrología del Perú (Senamhi) ha declarado alerta roja en seis regiones del país, advirtiendo sobre el alto riesgo de deslizamientos de tierra, crecidas de ríos e inundaciones repentinas. Esta situación no es nueva, pero su impacto es cada vez más devastador para miles de familias que viven en zonas vulnerables.
Las recientes precipitaciones han saturado el suelo, provocando que las quebradas —muchas de ellas inactivas por largos períodos— se reactiven con una fuerza destructiva. Cusco, Junín, Madre de Dios, Puno y Ucayali también se encuentran en el nivel de alerta máxima, lo que demuestra la magnitud del problema. A pesar de que estos fenómenos son recurrentes en la temporada de lluvias, la falta de planificación urbana y la ocupación de zonas de alto riesgo agravan sus consecuencias. Las autoridades han emitido advertencias, pero ¿se está haciendo lo suficiente para evitar tragedias?
La realidad es que el impacto de los huaicos no solo es consecuencia del clima, sino también de una deficiente gestión del territorio. La expansión urbana sin control, la deforestación y la ausencia de infraestructura adecuada dejan a miles de peruanos expuestos a estos desastres naturales. Es urgente que las autoridades locales y nacionales adopten estrategias efectivas para la prevención, como la reubicación de asentamientos en zonas de peligro, la implementación de sistemas de drenaje adecuados y campañas de concienciación para la población.
Hoy, el Senamhi advierte sobre la severidad extrema de la situación, y la pregunta clave es: ¿estamos preparados para enfrentar este reto? La prevención no debe limitarse a emitir alertas, sino a tomar medidas concretas que protejan vidas y reduzcan el impacto de estos desastres. La población también debe asumir un rol activo, siguiendo las recomendaciones y exigiendo acciones efectivas por parte del Estado. Los huaicos no son inevitables si se trabaja con planificación y compromiso