Lo ocurrido con la caída del techo de Real Plaza Trujillo mostró una vez más la urgencia de mayor vigilancia y control de las autoridades sobre los centros comerciales y otros espacios altamente frecuentados. Estas áreas, que reúnen diariamente a miles de personas, presentan un alto riesgo si no se garantiza el cumplimiento estricto de las normativas de seguridad.
Es crucial que las intervenciones de las autoridades no se limiten a reaccionar ante las tragedias, sino que adopten un enfoque preventivo. El lamentable incidente en Trujillo ha evidenciado que la inacción y la falta de monitoreo constante pueden tener consecuencias devastadoras. Este sábado recién se procedió con la inspección a un local comercial en el distrito de Cayma y se le dio 15 días para demostrar que cumple condiciones de seguridad. Esperemos que ello se refleje en la práctica y no sea un maquillaje para la foto.
Para lograr un control efectivo, es indispensable que todos los centros comerciales, cines, estadios y otros lugares de gran concurrencia sean sometidos a evaluaciones periódicas. Estas evaluaciones deben abarcar desde la revisión de estructuras y sistemas de seguridad hasta la capacitación del personal en el manejo de emergencias. Solo mediante un control exhaustivo y constante se podrán identificar y corregir a tiempo las posibles fallas que puedan representar una amenaza para el público.
La tragedia de Trujillo debe servir como un llamado de atención para implementar medidas de fiscalización más estrictas y preventivas. Las autoridades tienen la responsabilidad de velar por la seguridad de los ciudadanos y garantizar que los espacios de alta concurrencia sean lugares seguros. De lo contrario seguiremos lamentando la pérdida de más vidas inocentes a causa de la negligencia.