El ministro Salardi ha empezado su gestión a cargo del Ministerio de Economía y Finanzas con buen pie. El shock desregulador que ha anunciado es un paso importante en la búsqueda de reactivar la economía con un Estado más eficiente, menos burocrático y amigo de la inversión privada.
Si tiene éxito, se generarán más puestos de empleo formal en beneficio de la población y la calidad de vida de todos los peruanos. Desde el sector privado, felicitamos este anuncio. No solo refleja la convicción del ministro acerca de buscar un Estado más eficiente, con menos grasa y más músculo, sino que reafirma una verdad de Perogrullo: la inversión privada es el principal motor de crecimiento y desarrollo para los países.
Además, esta propuesta enrumba nuevamente al MEF en el camino que nunca debió perder: el del liderazgo en la conducción económica del país. No queremos nunca más un MEF callado ante los populismos del Congreso, no necesitamos nunca más un MEF tímido, relegado. El país necesita un Ministerio de Economía y Finanzas líder.
El Perú es un país que padece de una maraña burocrática asfixiante, que impide la inversión privada, formalización y aleja a los emprendedores de la formalidad y todos sus beneficios.
Congresistas, alcaldes y distintos tipos de autoridades e instituciones han convertido a la sobrerregulación en su deporte favorito. El resultado de este partido ha sido uno. Nos hemos convertido en uno de los países con más cargas regulatorias y mayor informalidad en el mundo.
Debido a ello, el anuncio del MEF es positivo por donde se le mire, va en la línea correcta de lo que se debe hacer. Pero ¿es suficiente? No, no lo es.
Simplificar trámites, acortar plazos, mejorar reglas tributarias y fortalecer instituciones en sectores clave es prioritario. Pero se debe insistir en ello, la Presidenta de la República debe apoyar públicamente estas iniciativas y todo el gabinete ministerial debe estar alineado con esta política de Estado que solo generará beneficio para toda la población.
El ministro Salardi debe resistir la oposición que seguramente existirá y que buscará tumbarse estas propuestas. Su posición debe ser firme y constante. El país requiere una gran campaña de desregulación. Se debe evaluar también la existencia de entidades públicas que no han cumplido con los objetivos para las que fueron creadas o que duplican funciones y solo son una traba para el despegue del país.
Ya es hora de quitar la grasa del Estado.