Vladimir Cerrón se va para los 300 días prófugo de la justicia y son varias veces, en las cuales, la Policía estuvo a punto de capturarlo. Sin embargo, por diversas circunstancias del destino, el líder de Perú Libre eludía los cercos policiales y seguía en la clandestinidad, aunque no dejaba de publicar en redes sociales opinando cual analista político sobre los esfuerzos, disfuerzos y refuerzos que requieren nuestros gobernantes.
Ante este panorama, cabe la pregunta ¿qué está pasando para que un prófugo de la justicia permanezca tanto tiempo libre a pesar de evidentes labores para capturarlo? En esa línea también cabe la interrogante ¿Qué tipo de influencia permite ello? ¿Quién protege a Vladimir Cerrón para que logre escabullir a la justicia de manera casi cinematográfica?
De acuerdo a diversas informaciones de la Policía, Vladimir Cerrón estuvo en el centro del país, en una vivienda del balneario limeño de Asia, en Chincha y en otros lugares. Incluso hay trascendidos que el fundador de Perú Libre estuvo en Arequipa y fugó a Bolivia. Todo ello sin que se lograra capturarlo o, peor aún, con las fuerzas especializadas llegando al lugar minutos después que el exgobernador regional de Junín escapara.
Volvemos a la misma premisa. Hay poderes detrás de bambalinas que permiten que Cerrón siga libre por tanto tiempo y siempre un paso delante de sus perseguidores. Si no fuera así, cómo podríamos explicar lo ocurrido desde octubre del año pasado, los esfuerzos hayan sido vanos para dar con su paradero.
Como corolario tenemos a Vladimir Cerrón opinando en redes sociales. Lo hace desde su trinchera como si estuviera sacando la lengua a todos quienes están detrás de su captura. Lo hace sabiendo que tiene recursos suficientes para seguir evadiendo la justicia. Esperemos que no sea así.