El brutal asesinato de la exasesora legal del Congreso, Andrea Vidal Gómez, al ser acribillada por sicarios cuando iba en un taxi en el distrito La Victoria de Lima, fue el hilo de la madeja que llevó a la policía a descubrir una presunta red de proxenetismo en el Congreso.
El vehículo de Andrea recibió 40 disparos de bala, donde murió instantáneamente el chofer José Daniel Vargas; mientras que la abogada de, 28 años de edad, falleció una semana después.
Las investigaciones apuntan al abogado Jorge Torres Saravia, quien se desempeñaba como asesor de la Oficina Legal y Constitucional del Congreso. La tesis policial indica que él contrataba a bellas señoritas como secretarias o personal administrativo y que habría explotado a esas damas para favores sexuales a congresistas y personal jerárquico del legislativo. Estaban en planilla con contratos ficticios.
El caso salpicó al congresista arequipeño Edwin Martínez, debido a que una secretaria sin título académico llegó a trabajar en su despacho con un sueldo de 7000 soles. Martínez dijo que para ese puesto no se requiere título.
Después de conocer este lamentable episodio de presunto ‘puterío’ en el Congreso, que sigue en investigación fiscal, se confirma una vez más que la mayoría de los integrantes de este Congreso son personajes de lo más bajo de dudosa catadura moral, sin valores éticos, donde se protegen entre ellos, sin sanciones a los mocha sueldos, a los “niños”, a todos los demás que en su condición de congresistas han violado la ley y se amparan en su inmunidad y son resguardados por ellos mismos.
También, se colige que hay una prostitución política dentro del Congreso. Si no, cómo se explica que 57 congresista han cambiado de partido. O sea, sus principios partidarios se fueron al tacho, por satisfacer sus apetitos personales. Usaron a un partido político para llegar al parlamento.
Parece que no hay diferencia entre las damas de compañía y la mayoría de los actuales congresistas, con muy honrosas excepciones, porque mientras las primeras consiguen un puesto laboral a cambio de presuntos favores sexuales; los segundos, legislan para favorecer a grupos de poder o a ellos mismos.
En verdad, este es el Congreso que elegimos en las pasadas elecciones. A pesar de que sigo pensado que hubo fraude electoral, desde la inscripción de Pedro Castillo sin contar con candidato a la primera vicepresidencia (Cerrón fue sentenciado por delitos), ni haber vetado a Dina Boluarte por que no renunció a su trabajo en la Reniec; y finalmente el anforazo a favor de Perú Libre, que si fue un escándalo, bien planificado y con mucho derroche de dinero. Fueron elegidos parlamentarios sin ninguna experiencia política, sin principios éticos y morales. Su actividad es el reflejo de su mediocridad.