Culmina el primer semestre del año y el balance no alcanza a ser positivo por los diversos problemas por los cuales atraviesa el país. Todavía seguimos en el vaivén de la crisis política que ha llevado a que tengamos un Congreso y una presidenta con un bajísimo nivel de aprobación ante los ojos de la ciudadanía.
Las últimas encuestas difundidas en la capital de la república señalan que la visión positiva hacia nuestros gobernantes apenas bordea el 10 por ciento. Lamentablemente esta tendencia se ha mantenido durante los seis primeros meses del año en los cuales hemos visto al poder Ejecutivo y Legislativo en diversas situaciones que solo nos han mantenido en la crisis.
En esa premisa podemos decir que el más perjudicado es el poblador de a pie, pues situaciones de este tipo de todas maneras impactan en la percepción que tienen en el exterior los inversionistas para nuestro país. Con ello se afecta también el sistema económico y por lo tanto se convierte en un limitante para salir de la crisis en la cual nos encontramos sumidos durante los últimos años.
Definitivamente nuestra clase política todavía tiene mucho que corregir y esperemos que la segunda mitad del año pueda servir para modificar algunas situaciones. Sin embargo hechos como la posible alianza antes impensada de diversas fuerzas políticas en el camino a la presidencia de la mesa directiva del Congreso y las diversas situaciones por las cuales pasaron los ministros de Estado parecen darnos la contra ante la necesidad de mejorar.
Ojalá que el siguiente semestre del año sea mejor y que nuestros gobernantes pongan las barbas en remojo. Todavía se ve que priorizan sus intereses en lugar del Perú. Estamos a tiempo de cambiar.
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