La presidenta Dina Boluarte volvió a hablar con los periodistas después de 105 días de alejamiento. Ya no soporta ninguna pregunta. Nuestra jefa de Estado se incomoda con la prensa, pero ella da tanto material para repreguntar tantos problemas que su gestión genera en el país.
La semana pasada, el ministro del Interior, Juan José Santiváñez, protagonizó un hecho vergonzoso capturar a un inocente como un poderoso senderista. En las redacciones se hablaba que esa intervención era su fin; sin embargo, ocurrió todo lo contrario, la mandataria respaldó con garras y dientes al alto funcionario, pese a su ‘patinada’ de anunciar la captura de Iván Quispe Palomino, supuestamente el segundo al mando de Sendero Luminoso cuando no era él y tuvieron que liberarlo.
La mandataria tiene alto índice de desaprobación de su gestión y enfrenta cuestionamientos, pero prefirió pedir que se le deje trabajar y se le dé más tiempo al ministro para ver los resultados.
Además, en esa conferencia de prensa de balance de 100 días de gestión, dijo que sí estuvo en Asia con el vehículo presidencial apodado el Cofre y que volvió con su unidad a Lima, hay pruebas que confirman lo contrario.
La presidenta que hoy tiene un semblante más juvenil, renegó que se le pone baches en su gobierno para que fracase la lucha contra la delincuencia y aseguró que dará más seguridad. Boluarte dejó más dudas que respuestas.
Sin embargo, esta conferencia solo dejó una cosa segura: la presidenta ya no tiene paciencia y que nadie puede pensar distinto a ella.