Hemos sido testigos cómo un ciudadano extranjero perdió la vida tras, al parecer, ser ultimado por sicarios a bordo de una motocicleta. Todo ello se mantiene en el terreno de la especulación, mientras avanzas las investigaciones policiales.
Esta vez, el hecho fatídico ocurrió en el distrito de Socabaya, donde antes no se reportaban este tipo de ataques. En los últimos meses, Miraflores se había convertido en tierra de la inseguridad ante los sucesivos enfrentamientos y asaltos a mano armada. Esta semana no es la excepción, pues se reportó un nuevo robo en una vivienda de la urbanización Alameda Salaverry.
Ante estos hechos, como conclusión, podemos extraer que la ola de criminalidad se extiende a más distritos y lamentablemente le está ganando terreno a los esfuerzos de las autoridades por contenerla. Cada vez son más reiterativos los hechos delictivos como balaceras y ataques vinculados al sicariato. Esto genera que la ciudadanía cada vez se sienta más temerosa de toparse con las extorsiones y los robos.
Las autoridades se encuentran contra el tiempo para hallar nuevas estrategias frente a la inseguridad. Lamentablemente población inocente se encuentra en medio de los enfrentamientos entre bandas delincuenciales organizadas que pugnan por los préstamos ‘gota a gota’, por el dinero obtenido a través de extorsiones o por los ingresos de quienes se ganan el pan día a día con el sudor de su frente.
Cada vez se hace más cotidiano el problema de la criminalidad y ello requiere acciones más coordinadas entre nuestras autoridades. Por momentos pareciera que alcaldes y Policía no van en la misma dirección. Aunque se destacan esfuerzos como Serenazgo sin fronteras para enfrentar la criminalidad, el camino parece ser más largo a recorrer frente al flagelo de la delincuencia.
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