Lo que más abundan, son respuestas, considerando temas ideológicos, políticos, emocionales e intelectuales. Iniciemos analizando cuán pobres estamos.
Considerando una población de 34.2 millones, 9.4 millones padecen pobreza monetaria, lo cual implica que ganan mensualmente menos a de 454 soles. Y quienes padecen de pobreza extrema, que suman 1.7 millones, perciben 256 soles.
Cajamarca es la región que lidera a las regiones con mayor pobreza monetaria, con el 45 %, Puno ocupa el tercer lugar con el 40 %, Tacna el 24 %, Arequipa el 16 % y Moquegua con el 11 %. Pero esa es radiografía del 2024, porque en el 2004 la pobreza monetaria en Perú fue del 41 %, en Arequipa del 40 y en Puno del 79 %.
Sólo el 30.2 % de esos hogares que padecen de pobreza monetaria tienen servicios de agua potabilizada y el 56 % de alcantarillado.
Cómo explicar tanta pobreza, cuando el Perú está obteniendo los mayores ingresos monetarios de su historia. Recordemos que en el 2000 nuestras exportaciones llegaron a los 7,028 millones de dólares. En el 2022 a 67 mil millones y en los primeros 6 meses del 2025 ya se superaron los 40 mil millones de dólares. Mérito del sector minero formal que exportó en medio año, 26,317 millones de dólares, a la agroexportación con 5,550 millones y a la pesquería 2,608 millones. La balanza comercial durante los últimos 12 meses, a junio 2025, esta cercana a los 28 mil millones de dólares y las reservas monetarias al 1 de agosto llegaron a los 86,722 millones de dólares, la tercera en Latinoamérica.
Ahora, preguntémonos por qué los platillos de la balanza están tan desequilibrados. Iniciemos el análisis exponiendo que gran parte de las riquezas obtenidas se deben al trabajo de la empresa privada. A la inversión de grandes, pequeños y medianos empresarios.
El menú de los por qué no se reduce la pobreza es muy largo. Entre los temas de fondo, comencemos refiriéndonos a los bajos niveles de cultura y conocimiento del pueblo, a la ausencia de valones en la mayor parte de la población, a la escasa infraestructura básica en los campos de la educación, la medicina, el transporte público, la seguridad y la justicia.
Sumemos a ello, temas coyunturales como ausencia de políticas y planes de gobierno compatibles con nuestra realidad, durante la última década; corrupción generalizada en las instituciones tutelares del país, anarquismo gubernamental y ciudadano en crecimiento, mezquindad patriótica de nuestros gobernantes y la gran inseguridad social. Temas que, para este gobierno, no son prioridad. Es tarea del pueblo, meditar nuestro futuro.