Los resultados de la encuesta del Instituto de Estudios Peruanos (IEP), sobre participación ciudadana, nos muestran un viraje en la democracia. Tradicionalmente eran los partidos políticos los mediadores entre la ciudadanía y las autoridades, por lo tanto, eran el mejor mecanismo de participación ciudadana, base de la democracia. Los datos confirman que la permanente crisis de los partidos se mantiene, solo 10 % de los encuestados considera que participar en algún partido político podría beneficiar al país. Por otro lado, 80% de encuestados confía más en la efectividad de los llamados “mecanismos de participación no convencionales”: juntas vecinales, asociaciones, vigilancia ciudadana y protestas, para mejorar la situación del país.
La participación ciudadana es un pilar fundamental en cualquier sistema democrático. La democracia, en su esencia, se basa en el principio de que el poder emana del pueblo, y la participación activa de los ciudadanos en los asuntos públicos es esencial para garantizar que el gobierno sea verdaderamente representativo y responsable.
La participación ciudadana promueve la legitimidad del sistema democrático. Cuando los ciudadanos tienen la oportunidad de expresar sus opiniones, votar en elecciones y participar en procesos de toma de decisiones, se sienten más conectados con el gobierno y confían en que sus intereses y preocupaciones serán tomados en cuenta.
La participación ciudadana también contribuye a la diversidad y pluralismo de ideas en la toma de decisiones. En una sociedad democrática, las opiniones y valores de las personas varían ampliamente. La participación activa de la ciudadanía garantiza que se tengan en cuenta todas estas perspectivas, lo que enriquece el proceso de toma de decisiones y evita la tiranía de la mayoría. La diversidad de opiniones ayuda a evitar que el gobierno se aleje de los intereses de la mayoría de la población y garantiza una representación más precisa de la voluntad del pueblo.
Sin embargo, una cosa es lo que la ciudadanía desea y otra muy distinta es lo que está dispuesta a hacer. En la encuesta del IEP el sentido de las preguntas es por lo que los encuestados creen o consideran; temo que, si cambiamos ese sentido a lo que realmente hacen, el porcentaje de participación ciudadana se reduciría drásticamente.
El drama de nuestra democracia es que, a la hora de la participación, nadie quiere tomar real partido, dejando que la misma gente cuestionada de siempre rote en los cargos; es un círculo vicioso del cual será difícil salir.