Un año más, un evento más. Esta semana termina, felizmente, la famosa convención minera, también conocida como Perumin, evento minero internacional que se lleva a cabo en Arequipa. Y digo felizmente por todo el caos vehicular que genera y el alza en los productos y servicios. Esta convención es uno de los eventos más importantes en la industria minera de América Latina y atrae a una amplia gama de participantes, incluyendo empresas mineras, proveedores de equipos y servicios, inversionistas, académicos, funcionarios gubernamentales y otros profesionales relacionados con la minería.
La Convención Minera Perumin se celebra cada dos años y tiene como objetivo promover el intercambio de conocimientos, tecnología e información relevante para la industria minera. Durante el evento, se llevan a cabo conferencias, seminarios, exposiciones y actividades de networking, donde los participantes pueden discutir temas actuales y futuros relacionados con la minería, explorar oportunidades de inversión y establecer contactos comerciales.
Es indiscutible que la industria minera es fundamental para la economía nacional, ya que el Perú es uno de los principales productores de minerales en el mundo, incluyendo metales como el oro, la plata, el cobre y el zinc.
Sin embargo, ¿qué tan pertinente es que nuestro país dependa casi exclusivamente de un sector productivo? ¿Acaso no sería mucho más importante, a mediano y largo plazo, tener una diversidad de productos que ofrecer al mercado mundial? El secreto de los países desarrollados, o que están en camino a serlo, es la diversificación productiva, la misma que garantiza un crecimiento económico sostenible e independiente de las múltiples fluctuaciones del mercado internacional.
La historia es ampliamente conocida por todos: primero la dependencia del guano, pasando por el caucho y la anchoveta, hasta llegar a los minerales, bajo un modelo primario exportador solo ha garantizado crecimiento económico, pero no desarrollo sostenible para el país.
Perumin desempeña un papel importante en la promoción y el desarrollo sostenible de la industria minera peruana y en la creación de un espacio para la colaboración y la innovación en este sector.
Pero año a año seguimos descuidando otros sectores económicos; mientras que Arequipa se vende al mundo como unca ciudad que recibe la minería, teniendo el problema latente de Tía María. Minería y desarrollo social podrían ir de la mano, siempre y cuando se priorice lo importante: la gente y el medio ambiente.