Tras confirmarse el 11 de septiembre como fecha para la instalación del juicio contra el expresidente de la república Alejandro Toledo, tendremos a otro exmandatario en el banquillo de los acusados al ser señalado por haber recibido coimas de la empresa Odebrecht a cambio de acceder a la obra de la carretera Interoceánica.
Y la pregunta cae de madura sobre el por qué las personas que en su momento tuvieron el mayor poder en el país han terminado cayendo en los vaivenes de la corrupción y solamente por entregar una licitación de manera directa. A esto se suma que la justicia brasilera prohibió que los exejecutivos de la constructora Odebrecht, Marcelo Odebrecht y el representante de la empresa en el Perú, Jorge Barata, declaren ante las autoridades peruanas en el juicio contra el exmandatario Ollanta Humala y su esposa Nadine Heredia. Esto porque algunas pruebas estarían “contaminadas”.
Otra arista de este espinoso tema la vemos en la exalcaldesa de Lima, Susana Villarán, para quien se ha dispuesto la ampliación de la investigación en su contra por 36 meses. Ella también es acusada de haber recibido pagos de empresas vinculadas a Odebrecht y el caso Lava Jato. Así la sombra de la corrupción sigue extendiéndose y conforme avanzan los días aparecen nuevos indicios que nos llevan a lamentables escenarios. A casi una década de destaparse el escándalo de Odebrecht siguen apareciendo más personas vinculadas al tema. Sin embargo todo queda en investigaciones y todavía no hay sentencias firmes sobre este problema que afectó a la mayor parte de la clase política del Perú.
Veremos si en los próximos meses la justicia acelera el paso y puede determinar responsabilidades concretas en el caso Lava Jato. También esperemos que las sentencias sean firmes para dar un ejemplo a la sociedad de la lucha contra la corrupción que ensucia al Estado peruano.