En los últimos años nuestro país vive un verdadero vía crucis político, claro, sin la presencia de un salvador, sino de unos cuántos que venden a sus maestros por unos centavos. Ese espectáculo lo vemos a diario con gente que no merece ser nuestros representantes.
Ahora tenemos la telenovela de los relojes de la presidenta con actores principales de la fiscalía, nos preguntamos: ¿por qué la fiscalía no actuó de oficio cuando hubo más de 60 muertos, o cuando encontramos a los mochasueldos, los “niños”, los delincuentes que son capturados por la policía en actos fragantes, los congresistas que atentan contra la sociedad elaborando leyes que responden a sus intereses particulares o partidarios, a los políticos corruptos que son dueños de partidos cuya única ambición es la presidencia de la república y tomar el poder?
Pareciera que cada cierto tiempo nos ponen una cortina de humo, subestiman nuestra inteligencia y un sector de la prensa se presta para ello. Sería muy importante investigar por culpa de quienes tenemos niños con anemia, porque la pobreza extrema está en avance, no tenemos una buena educación y un sistema de salud cada vez más quebrado sin tecnología que permita curar y salvar vidas; la informalidad en el trabajo es mayor, hay un avance de la delincuencia conjuntamente con el sicariato, las tasas de desempleo aumentan y entonces, dónde está la Defensoría del Pueblo, la Contraloría de la República y la Fiscalía que solo sirve para generar telenovelas baratas, y qué podemos decir de un Poder Judicial que no sabe administrar justicia y está envuelto junto a los otros poderes del Estado en actos de corrupción.
Estamos desarrollando una nueva cultura basada en el conformismo, lo más importante es el fútbol o nos acostumbramos a ver a un país lleno de violencia, priorizamos cosas de la farándula, mientras nuestros niños y jóvenes se desarrollan en un país sin esperanza y sin visión de futuro con una clase política que no tiene responsabilidad ni liderazgo.
Tenemos que entender que los únicos que cambiarán esta realidad seremos nosotros mismos, no permitiendo más abusos ni siendo cómplices de los actos políticos que denigran el sentido de la política que es servir. La única forma para poder cambiar esta realidad es mediante una revolución educativa acompañada de valores e impregnada con una moral y ética que nos permita formar nuevos ciudadanos, capaces de transformar y actuar con honestidad en favor de los que más lo necesitan, por ello debemos entender que la educación se enseña con el ejemplo y no cometamos los mismos errores de elegir a quienes ya tuvieron su oportunidad y solo fueron cómplices de la destrucción de nuestro país
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