La Semana Santa es una fecha de reflexión que se da en todo el mundo, donde todos recordamos la acción salvífica de Jesús, tomamos conciencia de nuestra condición de pecadores y pedimos el perdón mediante el arrepentimiento y el cambio de actitud frente a nuestros hermanos.
Este hecho generalmente se vive cuando se hace un verdadero acto de conciencia, mirando cada uno a nuestro interior y buscando las virtudes para manifestarlo en nuestro actuar diario, en el papel eso debería ser el feriado largo, pero es una fecha donde todos aprovechan para hacer turismo, los jóvenes se dirigen a campamentos o paseos, o finalmente las visitas a las iglesias se convierten simplemente en un acto social, donde lo que menos se hace es recordar la acción salvífica, no hay un acto verdadero de reflexión.
Esta fecha también sirve para el protagonismo político, donde vemos a las diferentes autoridades encabezar las procesiones acompañados con seguridad que nos recuerdan los hechos cuando la gente se quería acercar a Jesús y eran impedidos, cualquiera pensaría del inmaculado pensamiento que tienen nuestras autoridades y tienen la capacidad moral de encabezar actos populares en la religiosidad de nuestro país.
La quema de Judas significa el recuerdo de la traición de su apóstol al maestro, no creo que ningún político asista si tiene conciencia, ya que nos recordará la traición al pueblo que están haciendo por unos centavos que se manifiesta en sus actos corruptos e inmorales.
La Semana Santa debe invitarnos a reflexionar para un verdadero cambio de actitud, donde todos pidamos con tranquilidad ese gran milagro de cambiar nuestra forma de pensar y no ser cómplices de la corrupción eligiendo gente que verdaderamente actúa como los que crucificaron en la cruz a un inocente que solo pedía justicia, es el momento donde debemos pedir la fortaleza para cambiar las cosas, manifestar el amor por el prójimo y por nuestro país. Entendamos que solo con el cambio en nuestra forma de pensar encontraremos muchas respuestas para nuestros problemas. Como decía Jesús, no hay peor ciego que no quiera ver, y no hay peor sordo que no quiera escuchar, que esta semana sea el inicio del gran cambio.
Es necesario retomar nuestra cultura propia donde envuelve la honestidad, y sobre todo la humildad que es un hecho que engrandece al hombre, somos un país bendecido, levantemos la cabeza y encontraremos la verdad a la que buscamos en otros lugares
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