Como exfuncionario de la Gerencia de Administración Tributaria de la Municipalidad Provincial de Arequipa, me veo en la obligación de alzar mi voz ante recientes acontecimientos que amenazan el orden y la legalidad en nuestra querida ciudad.
He observado con preocupación el retiro no autorizado de tapiados y bloques de cemento de locales comerciales clausurados. Esta situación no solo representa un desafío directo a la autoridad municipal, sino que también socava los esfuerzos por mantener un entorno comercial seguro y regulado en Arequipa.
Es imperativo recordar que las clausuras de establecimientos no son acciones arbitrarias. Son el resultado de procesos administrativos rigurosos, basados en normativas claras y diseñadas para proteger la seguridad pública y el bienestar de todos los arequipeños. Cuando se ignoran estas medidas, se pone en riesgo la integridad de nuestro sistema regulatorio y, por ende, la seguridad de nuestros ciudadanos.
La actual gestión municipal debe responder de manera rápida y contundente ante estos actos. No se puede permitir que la autoridad sea desafiada impunemente. Se requieren acciones inmediatas que reafirmen el estado de derecho y demuestren que en Arequipa las leyes se respetan y se hacen cumplir.
Entiendo las dificultades que enfrentan muchos empresarios, especialmente en tiempos económicamente desafiantes. Sin embargo, la solución no está en desafiar la ley, sino en trabajar dentro de sus marcos para encontrar soluciones viables. La municipalidad debe estar abierta al diálogo, pero firme en la aplicación de las normas.
Hago un llamado a la actual administración para que fortalezca los mecanismos de fiscalización y control. Es necesario implementar medidas más robustas para prevenir la reapertura ilegal de locales clausurados y establecer sanciones más severas para quienes incurran en estas prácticas.
A mis conciudadanos, les pido que no sean cómplices silenciosos de estas irregularidades. La formalidad y el respeto a las normas son pilares fundamentales para el desarrollo ordenado y próspero de nuestra ciudad.
Como exfuncionario y ciudadano comprometido, seguiré vigilante y dispuesto a colaborar en la búsqueda de soluciones que mantengan el equilibrio entre el desarrollo económico y el cumplimiento de la ley. Arequipa merece una gestión municipal firme, justa y eficiente.
El principio de autoridad no es negociable. Es la base sobre la cual construimos una sociedad ordenada y respetuosa. Confiamos en que la actual gestión municipal tomará las medidas necesarias para reafirmar este principio y demostrar que en Arequipa la ley se cumple sin excepciones.
Seguiremos trabajando incansablemente por una Arequipa próspera, segura y respetuosa de la ley. El futuro de nuestra ciudad depende de la firmeza con la que defendamos nuestros principios y valores compartidos.