Al despedir agosto, mes en que Arequipa celebra con orgullo su aniversario, vale la pena detenernos en uno de sus símbolos más visibles y, al mismo tiempo, más silenciosos: el sillar. Esa piedra blanca, nacida de los volcanes y trabajada con paciencia por generaciones de canteros, es mucho más que un recurso de construcción; es la marca que le dio a Arequipa el título de Ciudad Blanca y que sostiene, piedra sobre piedra, la identidad colectiva de sus habitantes.
El sillar no es solo materia, es historia viva. Cada bloque de los muros del Centro Histórico nos habla de un tiempo en que la ciudad se levantaba con la fuerza de sus propias manos y la visión de un pueblo que soñaba grande. Sus arcadas, conventos y casonas no son reliquias estáticas, sino testigos de un espíritu que apostó por la belleza, la permanencia y la resistencia cultural. De allí que la Unesco reconociera a Arequipa como Patrimonio Cultural de la Humanidad: no por una postal, sino por un conjunto vivo que articula naturaleza, arte y memoria.
Pero el sillar también es presente. Basta recorrer las canteras de Añashuayco o Culebrillas para ver a los maestros canteros repetir gestos que vienen de siglos atrás. Su oficio mantiene un diálogo entre tradición y modernidad, donde la piedra no se reduce a ornamento, sino que se convierte en narrativa: cada corte y cada forma hablan de resiliencia, de trabajo comunitario y de una identidad que no se rinde al cemento ni a la homogeneidad de las ciudades contemporáneas.
Hoy, cuando Arequipa se expande y cambia, el reto está en cuidar ese legado sin fosilizarlo. El sillar no debe ser solo la escenografía de una ciudad turística, sino la inspiración para un urbanismo que respete el paisaje, la historia y a quienes mantienen vivo el oficio.
Cerrar agosto celebrando el sillar es recordar que Arequipa no solo se construye hacia arriba, sino hacia dentro: en la memoria, en la cultura y en el compromiso de proteger lo que nos hace únicos. Mientras el sillar siga en pie, la esencia de la blanca ciudad seguirá iluminando el futuro.