La presencia de fuertes lluvias del último fin de semana en Arequipa han puesto sobre el tapete la necesidad urgente de cientos de familias para que las autoridades destinen la ayuda correspondiente y oportuna, no retrasada. En ese sentido, todavía resultan insuficientes las reuniones que se realizan para que nuestros gobernantes coordinen las acciones necesarias que permitan el apoyo a los más necesitados.
Y hemos visto en la semana pasada que las precipitaciones pueden darse en zonas especialmente localizadas y que no existe la suficiente celeridad para lograr una evaluación más rápida de los daños. Además, debemos recordar que el Senamhi ha pronosticado que las precipitaciones mantendrán esta intensidad en los próximos siete días y por ello más que nunca debemos estar preparados.
Este panorama se presenta tanto en nuestros distritos y sobre todo en provincias alejadas de la región. En el caso de estas últimas hemos sido testigos de cómo las personas quedaron aisladas tras los deslizamientos que afectaron diversas vías de comunicación. De igual forma, se está solicitando el envío de ayuda humanitaria de manera constante, pues mientras se atiende la emergencia en determinado lugar en otro nuevamente se activa el desastre. Pero, ¿alguien se preocupa en ver los daños de colegios? Falta poco para el inicio del año escolar y es más que seguro que en varios distritos se postergará el comienzo, mientras buscan aulas oportunas para recibir al alumnado.
Si no procuramos un mayor trabajo conjunto entre autoridades y población, las lluvias nos pueden agarrar nuevamente sorprendidos y destruir los bienes. Las evaluaciones deben realizarse con la mayor celeridad posible para dar solución inmediata y demostrar las autoridades que sí pueden atender a la población afectada por los desastres naturales.
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