Este viernes 28 de junio se conmemoró el Día del Orgullo LGBTIQ+, como uno de los símbolos más importantes de una de las poblaciones más vulneradas y discriminadas: la población de lesbianas, gays, bisexuales, transexuales, intersexuales, queer, etc. Y, para cerrar este mes de orgullo, hoy se desarrollará la decimosexta edición de la marcha del orgullo LGBTIQ+ en nuestra aún conservadora Ciudad Blanca.
La marcha del orgullo LGBTIQ+ comenzó en junio de 1970 en Nueva York, conmemorando el primer aniversario de los disturbios de Stonewall, una serie de manifestaciones espontáneas contra una redada policial en el bar Stonewall Inn, en Greenwich Village. Estos disturbios fueron catalizadores para el movimiento de derechos LGBTIQ+ en los Estados Unidos y el mundo. La primera marcha, organizada por activistas como Brenda Howard, buscaba visibilizar la lucha por la igualdad de derechos y el fin de la discriminación. A lo largo de los años, la marcha se ha expandido a nivel global, adaptándose a las realidades de cada, incluso incorporando elementos culturales propios de cada localidad.
La marcha no es solo un momento para festejar o celebrar el ser como uno es, sino también para seguir luchando por nuestros derechos, en este camino que aún es largo por la equidad.
Pero, ¿por qué cualquier persona de bien debería apoyar esta marcha? Pues, en primer lugar, porque la marcha conmemora eventos históricos (como los disturbios de Stonewall) que fueron fundamentales en la lucha por los derechos LGBTIQ+.
Honrar a luchadores y luchadoras sociales es una manera de mantener viva su memoria y continuar su legado. En segundo lugar, porque a pesar de los contados avances aún enfrentamos desigualdades significativas en muchas regiones y zonas de nuestro país. Apoyar la marcha es una forma de solidarizarse con nuestra lucha por la igualdad de derechos, incluyendo el matrimonio y la protección contra la discriminación laboral y de vivienda. En tercer lugar, la aceptación y el apoyo social son esenciales para la salud mental y el bienestar de las personas LGBTIQ+. Participar en la marcha representa un acto de afirmación y apoyo, que tiene un impacto significativamente positivo en las vidas de muchos, en especial de niños, adolescentes y jóvenes.
Finalmente, la marcha no solo beneficia a la comunidad LGBTIQ+, sino que también promueve valores universales de igualdad, justicia y amor. Apoyarla es luchar un mundo donde todas las personas, independientemente de su orientación sexual, identidad de género u otra diferencia, podamos vivir con dignidad, respeto y sin miedo ni vergüenza de ser como somos; por lo que la marcha debe ser también una manifestación política en búsqueda de una mejor sociedad.