La presidenta Dina Boluarte cumplió cien días sin declarar a los medios de comunicación. Esto ocurre en medio de un contexto muy lamentable con la ola de inseguridad creciendo, incluso, en distritos que hace poco fueron declarados en emergencia.
La situación es critica pues cada acto de la mandataria y del Gobierno de turno se encuentran en el ojo de la tormenta, lo cual se ve agravado por el silencio de la jefa de Estado.
Si a esta situación le sumamos las diversas declaraciones de los miembros del Ejecutivo, tendremos un Gobierno que en lo poco que comunica, lo hace mal. Si no veamos lo hecho por el titular de Educación, Morgan Quero, a quien se le ocurrió hacer arengas en medio del escenario de dolor que significó el asesinato de un docente en un colegio del distrito limeño de Ate.
De igual forma, tenemos a un ministro del Interior (Juan José Santiváñez) que, nadie sabe cómo, se mantiene al mando de una cartera tan delicada y golpeada por todos lados.
Su último acto ha sido la captura de un presunto cabecilla terrorista (Iván Quispe Palomino). Sin embargo,, inmediatamente surgieron voces en contra señalando que se trataría de una nueva ‘patinada’, pues se trataría de un familiar que hace varios años ya no tiene vínculos con Sendero Luminoso.
Resulta más que cuestionable que no haya un adecuado manejo de la comunicación por parte de la presidenta. Al tratarse de la primera ciudadana de la nación, de todas formas se requiere, como muestra de transparencia, que responda las dudas que puedan tener desde los medios de comunicación. Sin embargo, los silencios solo demuestran que en el Ejecutivo prefiere hundirse más en las sombras que llevar las riendas de la nación.