Gracias a la lectura en voz alta, los niños aprenden a reconocer su propia voz, la entonación y la pronunciación de las palabras, las pausas en comas y puntos, cómo suena una interrogación o una exclamación.
También permite identificar sentimientos, comportamientos y emociones; a desarrollar la imaginación y la creatividad, a conocer valores beneficiosos para la convivencia, así como a estimular la atención, la concentración y la memoria.
Ayuda en la comprensión lectora y en la percepción auditiva, fomentar la escucha activa; mejora la expresión oral, pone las bases de una buena ortografía y construcción gramatical del lenguaje.
Permite leer con más soltura y expresar mejor las ideas y actitudes; fortalece las relaciones sociales, cultiva la autoestima y la empatía, tanto al superar objetivos como a identificarse con los personajes de las historias; promueve el interés y el gusto por los libros, la costumbre de expresarse en público, evitando la vergüenza de verse expuesto.
Por ello y más, se recomienda la lectura en voz alta teniendo en cuenta los libros adecuados para cada edad, los gustos y necesidades del niño, leyendo el título y el nombre del autor e ilustrador; practicando la lectura en voz alta delante de hermanos pequeños, abuelos y tíos, enseñando a variar la entonación en palabras resaltadas en el texto con un tamaño mayor o un color diferente; también asignando personajes y sus voces, finalmente, convirtiendo la lectura en juego y un espacio grato de bonitas experiencias.
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