El caso polémico y farandulero que se volvió viral en el país tiene como protagonistas a una ‘estrella’ de fútbol ensalzada por el hincha peruano, Christian Cueva y a su aún esposa Pamela López quien afirma ser víctima de violencia familiar al punto de recibir agresiones físicas.
La denuncia es lamentable, es un caso más de maltrato a las mujeres, no obstante en algunos ciudadanos pierde veracidad, pese a existir un video de agresión del pelotero, las personas no creen en el ataque, culpan a la víctima de callarse por tantos meses, la culpan de ocultar información e intentar hundir la carrera de su aún esposo.
La acusan de dolida porque Cueva mantendría una nueva relación con una artista cumbiambera. Esta antagónica de la historia le dio el toque farandulero, que permite a la opinión pública que normalice la agresión y discuta que todo el asunto de la denuncia de la violencia es solo show para generar ganancias económicas. Es decir, culpan a la agredida Pamela López de aprovecharse de la situación.
Este escándalo demuestra que hay mucha población que normaliza la violencia y peor aún ya no se cree en la víctima. Las mujeres y varones critican que tal vez la agresión se la merecía porque ella golpeó primero, nada justifica esas acciones y menos criticar a las abusadas.
Por otro lado, es lamentable que nuevamente un talentoso futbolista pierda su calidad. Todos los que siguen a la selección peruana, saben que Cueva era uno de los futbolistas de la nueva generación que tenía un futuro impresionante, tenía esa viveza y capacidad de hacer un juego bonito.
No obstante, el alcohol parece que lo quiere refundir en el hoyo, según un estudio psicológico que hicieron público. Ahora, ese defecto de libar licor lo volvió agresivo, primero se atacó a sí mismo cuando dejó la disciplina de un atleta, se abandonó cuando dejó de entrenar para ser mejor y se conformó con los halagos peruanos que le decían que en poco tiempo era un crack que hoy se quedó sin equipo y con muchos cuestionamientos en su haber.
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