Opinión

La vergüenza y la urgencia de una reingeniería policial

post-img
DIARIO VIRAL

DIARIO VIRAL
[email protected]

El caso de Erick Moreno Hernández, alias El monstruo, ha dejado al desnudo la precariedad institucional de la Policía Nacional del Perú. No bastaba con la humillación de que un delincuente buscado internacionalmente haya podido fugarse y permanecer dos años oculto: ahora, la captura en Paraguay terminó convertida en un bochorno diplomático, cuando altos mandos pretendieron apropiarse del mérito de una operación ajena. La reacción paraguaya fue inmediata y categórica: la PNP no participó en la localización ni en la detención. Lo demás fue un montaje para la foto.

Estamos, pues, ante un episodio que va más allá de la anécdota. La PNP no solo perdió prestigio ante la opinión pública, sino que arrastró al país a un ridículo internacional. De allí la urgencia impostergable de una reingeniería profunda, con la claridad de que ni los actuales mandos ni los políticos pueden conducirla. La contaminación política fue la que deformó a la institución en 1988, cuando por motivos de control se forzó la unificación de cuerpos policiales con funciones diversas, diluyendo su especialización y burocratizando su eficacia.

Urge restablecer tres campos nítidos: seguridad ciudadana, investigación criminal y seguridad de edificios y fronteras. 

La historia ofrece un antecedente alentador: la misión policial extranjera de 1921, que contribuyó a reordenar las bases de una institución todavía incipiente. Hoy, algo semejante se impone. Se requiere una misión de policía internacional, independiente de injerencias locales y con capacidad para reestructurar sobre criterios técnicos, no sobre componendas.

La gestión de personal es clave. Los ascensos no pueden seguir atados a padrinazgos o favores políticos. La tecnología brinda una herramienta formidable: fichas digitales sustentadas en algoritmos de inteligencia artificial, donde consten honores y faltas de cada miembro, de modo que el 90 % de la calificación derive de ese historial. A la par, debe ejecutarse una gran poda: separar a los malos efectivos, degradarlos públicamente y consignar sus nombres en un registro de acceso público, que cumpla una función ejemplarizadora.

La Policía no puede seguir acumulando deshonra. La ciudadanía necesita confiar en que sus agentes están al servicio del orden y no de la manipulación mediática. El espectáculo reciente en Asunción no solo mostró improvisación y soberbia: reveló la magnitud de la crisis. Pretender ganar indulgencias con avemarías ajenas, como reza el refrán, terminó en una derrota moral y política.

La vergüenza duele. Pero puede y debe ser el punto de partida para una reforma seria, profesional y blindada contra intereses mezquinos. El país no merece menos.

author-img_1

Diario Viral

Redacción

Somos una multiplataforma digital. Desde Arequipa, te ofrecemos las mejores noticias locales, nacionales e internacionales. Somos los creadores del primer diario digital gratuito de la Ciudad Blanca.

Articulos Relacionados