Con este comentario, no pretendo promover controversias sobre la conceptualización de la verdad; debo suponer que, más de un lector y, con justificada razón, podrá expresar que su verdad difiere de la mía. Pero, la intención de este enfoque se relaciona con la realidad objetiva de los hechos transmitimos.
No solo escribo acerca de la verdad del trabajo periodístico sino también de la verdad como valor, aplicable en todas las circunstancias de nuestras vidas. Ese supremo valor se convierte en arma de convicción porque ponemos en práctica lo que pensamos y lo que decimos.
En el caso del periodista, lleva la verdad a todo lugar, como algo adherido a su persona, para evitar el riesgo de desinformar. En el caso de los políticos que ya inician campañas proselitistas, no siempre lo que exponen resulta ecuación exacta; porque como reza el antiguo refrán: “Del dicho al hecho hay mucho trecho”. Hay un abismo entre lo que dicen y lo que hacen; asunto similar caracterizaba a los fariseos en la época de Jesús. Decían cumplir la ley, pero no hacían lo que pregonaban.
Resulta esencial que la ciudadanía, tome en cuenta las manidas y añejas costumbres de los políticos que, casi siempre y, por conveniencia, no son leales con sus promesas, razón por la que, sus mentiras, los esclavizan. Las elecciones están muy cerca y, como ciudadanos, requerimos fortalecer la democracia. Por ello, debemos prepararnos con la finalidad de elegir correctamente, y no culparnos después, por las equivocaciones.
Aún sabiendo que podría estar estratégicamente planificado que continúen en el poder los mismos políticos, nos provoca superar ese reto ¿ cómo podríamos lograrlo? Siendo minuciosos conocedores de los candidatos; aunque demande tiempo. Lo escribo con toda la energía de mi convencimiento que, si no dedicamos unas horas de nuestro tiempo a involucrarse en la investigación política respecto a quienes hoy se desesperan por formar obligadas alianzas, corremos el peligro de perder una oportunidad que resultaría histórica.
Requerimos respaldar al político honesto, transparente, decente; amén del respeto a su compromiso de servir a los ciudadanos.
Que la verdad expresada en diferentes escenarios, fechas y circunstancias refleje lo que son, en realidad, los políticos que están en carrera, porque, la verdad es una herramienta de lujo.