El reciente acto vandálico que dañó el portal de Flores, uno de los emblemas de la plaza de Armas de Arequipa, pone de manifiesto una alarmante realidad: la fragilidad de nuestro patrimonio histórico y cultural frente a la falta de conciencia colectiva. Aunque el grafiti sobre esta obra arquitectónica se eliminará, el hecho resalta la necesidad urgente de implementar estrategias eficaces para proteger nuestros monumentos históricos.
El portal de Flores, un arco de sillar del siglo XVIII, es mucho más que una estructura arquitectónica; es un testimonio de la rica historia de Arequipa, una ciudad que ha sido testigo de importantes transformaciones sociales, económicas y políticas. Este portal es parte fundamental del conjunto histórico de la plaza de Armas, declarado Patrimonio Cultural de la Humanidad por la Unesco.
La arquitectura de la ciudad blanca, destacada por el uso del sillar, conecta el pasado colonial con el presente moderno, y cada rincón de la plaza de Armas cuenta una historia que nos pertenece a todos. Los portales no solo son un refugio del sol, sino un recordatorio tangible de nuestra identidad cultural.
El daño al portal de Flores no es aislado, sino un síntoma de la falta de conciencia sobre la importancia de proteger lo que nos define. Los grafitis no solo desdibujan la belleza de nuestros monumentos, sino que amenazan nuestra memoria colectiva. Si bien la intervención de especialistas es positiva, no debe ser una medida reactiva, sino preventiva.
Es imperativo que autoridades y sociedad civil trabajen unidas para implementar políticas de sensibilización, que ayuden a comprender la importancia de preservar el patrimonio cultural. Además, las medidas de protección deben reforzarse con sistemas de vigilancia adecuados, que garanticen la seguridad de estos monumentos históricos.
Los portales de la plaza de Armas de Arequipa no solo son una joya arquitectónica, sino también un símbolo de la ciudad. Preservarlos es una responsabilidad compartida que va más allá de las autoridades locales; es un compromiso de todos los arequipeños. La preservación de nuestro patrimonio es la manera más eficaz de garantizar que las generaciones futuras disfruten de la riqueza cultural que hoy nos enorgullece.