El 2024 ha sido un año que reafirma el potencial del Perú para posicionarse como un líder regional y un actor relevante en el escenario global. Los avances en infraestructura, como la inauguración del megapuerto de Chancay, no solo refuerzan la conectividad con Asia, sino que también subrayan el compromiso del país con el desarrollo sostenible y competitivo. Este hito, junto con el crecimiento económico proyectado del 3.2%, evidencia un panorama alentador en términos de recuperación y consolidación económica, aunque aún persisten retos en la equidad social y la lucha contra la informalidad. Los datos no son peruanos, economistas internacionales alabaron la economía de nuestro país, destacaron que el sol es la moneda más confiable de Latinoamérica.
En el ámbito educativo y cultural, los logros de nuestros estudiantes en competencias internacionales y el reconocimiento de nuestra riqueza artística a nivel global son recordatorios del enorme capital humano que posee el Perú. Los triunfos en la Olimpiada Internacional de Matemática y Astronomía destacan la capacidad de nuestra juventud para competir al más alto nivel, mientras que iniciativas como las becas de Pronabec democratizan el acceso a oportunidades académicas, sentando bases sólidas para el progreso del país.
Por otro lado, el deporte -sin el fútbol- ha demostrado ser un motor de unión nacional, con deportistas que llevan el nombre de Perú a escenarios tan importantes como los Juegos Olímpicos de París. Esto, junto con las impresionantes 41 medallas en levantamiento de pesas en el Panamericano, habla del esfuerzo y la dedicación de nuestros atletas. A pesar de los desafíos internos, el Perú sigue avanzando con pasos firmes hacia un futuro más prometedor, con ciudadanos que llevan en alto la bandera nacional en cada rincón del mundo. Autoridades deben imitarlos.