Uno de los principios básicos es el respeto a la dignidad de la persona, donde el estado garantiza el derecho a la vida, a la salud, educación, trabajo, entre otros, también es obligación del estado brindarnos seguridad y garantizar la convivencia pacífica, donde podamos realizar nuestras actividades sin ningún tipo de temor, durante estos últimos tiempos pareciera que ese rol lo olvidaron, porque estamos inmersos en un clima de violencia, de inseguridad donde somos testigos de actos que van en contra de los ciudadanos muchas veces hasta quitándoles la vida, esto se va normalizando y constituye como si fuera parte de nuestra vida, donde todos buscamos protegernos como podamos.
La perdida de confianza es cada vez mayor por parte de los ciudadanos hacia nuestros gobernantes que están más enfocados en sus apetitos personales con miras a las próximas elecciones que resolver un problema tan grave que se origina producto de la crisis, la falta de oportunidades a los jóvenes , una legislación pobre hacia los extranjeros que cometen delitos y una educación muy básica que no permite la formación de personas integras que sean capaces de vencer especialmente a la corrupción, nuestros representantes prefieren comprarse edificios para sus próximos 5 años con el retornó de una bicameralidad que la sociedad rechazo en un referéndum, cuando se debería invertir en la modernización de la policía nacional, brindar mejor infraestructura en el sector educación, construcción de puentes y carreteras, entre otros.
Cuando el estado y la justicia no cumplen con su rol, las consecuencias son la pobreza y la inseguridad, la violencia impera cada vez más porque no hay principio de autoridad que sea capaz de poner un alto, estamos solos, no tenemos a nadie a nuestro alrededor, nuestra justicia esta cada vez más debilitada por la clase política y la mala preparación de jueces y fiscales que asumieron los cargos mas pareciere por favores que por meritocracia.
Es urgente tener que reflexionar y cambiar esta realidad, necesitamos aprender de las lecciones del pasado y el presente, buscar en primer lugar una educación integral y moral que garantice que los futuros ciudadanos sean personas con capacidades de servicio, con una moral intachable que apliquen la justicia como debe ser y se pongan al servicio del bien común, debemos reconocer a los falsos políticos que permanentemente nos engañan, poniéndose disfraces y el rostro de personas bondadosas, analicemos sus vidas y reconozcamos sus intenciones, solo tenemos que indagar, quizá nos demos con la sorpresa de que de los 41 partidos políticos ninguno es digno de gobernarnos y que son agitadores de violencia y aprovechan de las necesidades de los ciudadanos, por ello busquemos nuevos lideres a mediano plazo y no volvamos a dar oportunidad aquellos que nos gobernaron y son causantes de la violencia que hoy vivimos.