Resultan más que preocupantes las noticias que llegan desde las regiones del norte del país afectadas por el incremento en los casos de dengue. Comenzaron a escasear los repelentes y otros medicamentos utilizados precisamente para combatir la proliferación de la enfermedad y de los mosquitos transmisores de la misma.
Además del incremento de la demanda del producto por el aumento de casos, también se suma otro factor que origina este problema. Se ha puesto al descubierto que existe población inescrupulosa que adquiere estos productos en exceso originando un rápido desabastecimiento del mercado y el perjuicio de aquellos que necesitan los medicamentos de manera más urgente.
Esta situación ya la hemos vivido hace algunos años y ocurrió durante los meses más fuertes de la pandemia por el nuevo coronavirus. Desde población que compraba mascarillas, trajes de protección, protectores faciales, balones de oxígeno y demás en exceso, hasta comerciantes sin escrúpulos, aprovecharon la alta demanda incrementando los precios de manera exponencial, perjudicando a quienes menos tenían y no contaban con los recursos necesarios para adquirir aquellos elementos que les permitirían luchar contra la enfermedad.
No ha transcurrido mucho tiempo desde que vimos este panorama en nuestro país y en otras partes del mundo y todo se indica que no hemos aprendido la lección. Siempre se nos recomienda comprar lo necesario para evitar que los precios terminen encareciendo y también para no perjudicar a otras personas que pueden necesitar el mismo producto con mucha mayor urgencia.
Ahora, que atravesamos una nueva crisis sanitaria, resulta más que necesario que no perdamos la humanidad y siempre pensemos en el prójimo y sobre todo en aquellos que menos tienen, pero que fe igual forma necesitan recuperarse de la enfermedad para seguir subsistiendo y protegiendo a sus familias.
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