Cada día que pasa desde que la señora Boluarte asumió la presidencia de la república, se va evidenciando la relación innegable entre su gobierno y la derecha legislativa que le da el sostén y soporte al régimen. Situación muy similar a lo que se vivió en el Fujimorato de los años noventa.
Lo trágico es que, aprendiendo de esa experiencia, las cosas se hacen pasar más como democráticas, cuando la realidad es todo lo contrario. Ni en el régimen autoritario de Fujimori se tuvieron 70 muertos por parte del Estado en menos de 4 meses. Muertos a vista y paciencia de todos, no como en los años del conflicto armado interno, donde esas muertes fueron en las zonas más olvidadas de la sierra.
Boluarte y su primer ministro han usado las fuerzas del orden para asesinar gente inocente en las principales ciudades del país, Lima incluida. ¿Acaso la otrora oposición de la derecha dice o hace algo? Todo lo contrario, y en el colmo de la falta de vergüenza, la ex presidenta del congreso María del Carmen Alva (la misma que se negó a darle la mano al ex presidente Castillo) dijo: “la matanza no es motivo para vacar a Boluarte”. Ni qué decir de la tira de impresentables (iguales o peores que los que nombró Castillo) como ministros.
El actual ministro de educación que calificó a las madres aymaras como seres peores que los animales, la ministra de la mujer que culpó a la señorita que fue quemada viva de su propia desgracia porque según la ministra “debió escoger mejor a su pareja”, o la canciller que para rompiendo relaciones diplomáticas con cuanto gobierno extranjero critica a Boluarte. Ni qué decir de la gran idea de crear una autoridad autónoma para la construcción, con miles de millones de soles de presupuesto. ¿Dónde está el legislativo? ¿Dónde está la fiscal de la nación? ¿Dónde está la Contraloría?
Al parecer no es importante criticar o, mejor dicho, no es conveniente criticar a la presidenta, ya que, si se va ella, se van todos, en especial los congresistas. Por otro lado, la derecha, cada vez más envalentonada por el efímero poder que ahora tiene, hace lo que le da la gana: esta semana cerraron el Museo de la Memoria, la tolerancia e inclusión social (LUM), so pretextos administrativos. ¿Y el ministerio de cultura? En un silencia cómplice con la derecha. Nada sucede por casualidad, justo se iba a presentar el informe de derechos humanos 2022, que claramente incluiría los asesinatos del actual régimen. Ese mismo día se cerró el museo. Estemos atentos a la revancha de la derecha.