En las últimas semanas, Arequipa ha sido azotada por lluvias torrenciales que han dejado a su paso un rastro de destrucción y desesperanza. Las calles inundadas, los deslizamientos de tierra y las pérdidas económicas son solo algunas de las consecuencias visibles de este desastre natural. Sin embargo, detrás de esta crisis climática se esconde una realidad aún más preocupante: la ineficacia y falta de previsión de nuestras autoridades municipales.
Es innegable que la naturaleza puede ser impredecible, pero la falta de infraestructura adecuada y de planes de contingencia eficientes ha magnificado los efectos de las lluvias. ¿Dónde estaban las autoridades cuando se necesitaban sistemas de drenaje adecuados? ¿Por qué no se realizaron las obras necesarias para reforzar las zonas vulnerables? Estas son preguntas que los ciudadanos de Arequipa nos hacemos a diario mientras intentamos reconstruir nuestras vidas.
Las autoridades municipales deben rendir cuentas por su falta de acción y previsión. La responsabilidad no solo recae en la gestión actual, sino también en administraciones pasadas que, una y otra vez, han priorizado proyectos de menor relevancia sobre la seguridad y el bienestar de la población. Es hora de que los funcionarios municipales dejen de lado los intereses políticos y personales y se enfoquen en soluciones reales y duraderas.
Proponemos varias alternativas que pueden mitigar los efectos de futuras lluvias torrenciales. En primer lugar, es esencial invertir en la mejora de la infraestructura de drenaje de la ciudad. Esto incluye la construcción de canales y sistemas de alcantarillado que puedan manejar grandes volúmenes de agua. Además, es crucial desarrollar planes de contingencia que involucren a la comunidad y que incluyan simulacros y capacitación para estar preparados ante emergencias.
Un problema adicional que ha surgido con las lluvias es la aparición de huecos en las pistas, lo que pone en riesgo la seguridad vial. Es imperativo que se implemente un programa de mantenimiento vial preventivo que no solo repare los huecos existentes, sino que también identifique y solucione de manera proactiva las áreas vulnerables antes de que se conviertan en un problema mayor. La utilización de materiales duraderos y técnicas de pavimentación innovadoras puede garantizar que las reparaciones sean efectivas y sostenibles a largo plazo.
Asimismo, es fundamental implementar políticas de ordenamiento territorial que eviten la construcción en zonas de alto riesgo. La reforestación de áreas deforestadas y la creación de espacios verdes también pueden ayudar a absorber el exceso de agua y reducir el impacto de las lluvias.
La crisis actual debe servir como una llamada de atención para que Arequipa tome medidas proactivas y se prepare para enfrentar futuros desafíos climáticos. Solo a través de un esfuerzo conjunto y una planificación adecuada podremos garantizar la seguridad y el bienestar de nuestra comunidad.