Ser ingeniero de profesión me permite no sólo viajar por diversos lugares de nuestro querido país sino también del extranjero. Ello me garantiza saber, de manera directa, cuáles son los temas de discusión que predominan en el espacio público en dichos lugares, es decir, el debate que se da a través de los medios de comunicación. Gracias a la predominancia de ellos es que se determina la “agenda política” que no es otra cosa que el conjunto de temas que, de manera preferencial, se discute en los medios y que por fuerza de formación de esa formidable corriente que es la opinión pública, obliga al gobierno o entidades públicas a colocarlas dentro de su marco de acción.
Es así que la agenda política en países como Colombia o Chile (por colocar solo a dos países vecinos que conozco muy bien) tiene que ver con temas constitucionales, referentes al cambio climático, el futuro del trabajo, la adecuación a los tiempos modernos de la regionalización o las nuevas formas y medidas que se establecen en la economía. Otro tema gravitante tiene que ver con la salud y dentro de ella en especial con la salud mental: se sabe que los niños, por obra y gracia de las redes sociales, hoy tienen graves problemas en ese sentido.
En estos países se discuten temas muy importantes. Como consecuencia se desprende que tienen una sociedad que participa de la discusión y colabora con el diseño de la solución, la gestión de la implementación o la modificación de lo puesto en marcha en cuanto a las acciones gubernamentales. Es una sociedad participativa en todo el sentido de la palabra.
Lamentablemente en nuestro país no es así. Si les preguntara cuáles son los temas que se discuten en los medios de comunicación sin duda se respondería respecto a los temas de corrupción que nos aquejan, los asesinatos del sicariato regentado por el crimen organizado, de la desfachatez de ministros o congresistas o de los juicios penales que enfrentan los líderes políticos. Hasta los golpes que un sujeto que dice ser futbolista le ha propinado a su pareja tendría más preponderancia que asuntos como el cambio climático, la seguridad, ciudadana, la salud mental o cualquiera de los temas mencionados líneas arriba. Es lamentable, pero es la realidad.
Según el Banco Mundial el nivel de desarrollo de una sociedad se mide por la calidad de su debate público, es decir el que se da a través de los medios de comunicación. Escuche la radio, vea la televisión o introdúzcase en las redes sociales de nuestro país y vea el nivel de desarrollo en el que nos encontramos. Será deprimente. No lo dude.