Ingresamos a fechas muy importantes dentro de la Semana Santa. Se vienen el Jueves y Viernes Santo, donde se conmemora los momentos más dolorosos de Jesús desde su apresamiento, pasando por su juicio, humillaciones, calvario, hasta su crucifixión.
Es en ese contexto que encontramos a nuestro país, atravesando muchas penurias y por momentos sin esperanza en que llegue la salvación. Nuestra sociedad pasa por muchos de estos momentos y solo queda pensar en lo que vendrá en el futuro.
Sin embargo, la fe no se pierde, así como tampoco se perdió en aquel tiempo cuando Jesús tuvo que atravesar por las diversas penurias con la única consigna de salvarnos de nuestros pecados.
Para quienes creemos en la salvación y el catolicismo, el mensaje apunta a no cesar en nuestras luchas diarias. Desde el deseo de superación hasta la suficiente moral para afrontar las diversas dificultades.
Como decía un sacerdote en el templo de San Francisco, muchas veces se tiene que recorrer la vida cuesta arriba pero no dejemos de recordar que Jesús también transitó ese camino al calvario y lo hizo de manera paciente. Con ese ejemplo debemos continuar y no dejar de luchar.
Para aquellas personas que tengan sus propias creencias, la Semana Santa tal vez no signifique mucho. Sin embargo, el hecho de no perder la voluntad de seguir luchando es inherente a cada ser humano, crea o no en el catolicismo.
Simplemente el mensaje en estas fechas es que aprendamos a soportar las dificultades de nuestra vida porque siempre vendrá algo mejor para todos. Que el recuerdo del vía crucis permita a la feligresía reflexionar en torno a la necesidad de cambiar y recordar siempre que existió alguien que dio su vida por salvarnos para la eternidad.