Todavía existe un manto grueso de dudas sobre lo que realmente sucedió en la fiesta donde asistió la congresista Rosselli Amuruz. Desde que la madrugada del domingo se informó de la muerte de una persona en una balacera durante la celebración, diversas teorías se tejieron y la crítica se dirigió contra la legisladora porque no es la primera vez que se ve envuelta en hechos irregulares.
Los cuestionamientos apuntan sobretodo a si la parlamentaria fue quien organizó la celebración y si en realidad ocurrió así, hay que ver qué tipo de invitados tiene para llegar a finales tan lamentables. Aunque se puede decir que el hecho ocurrió en la vía pública resulta lamentable que un personaje público como la legisladora se vea involucrada en este tipo de incidentes.
Si lo vemos por el lado ético, también resulta criticable que la congresista participara en la celebración cuando el parlamento se encontraba de luto por el deceso del primer vicepresidente Hernando Guerra-García. También se podría decir que al final se trata de su vida privada pero el hecho es que existen momentos y lugares en los cuales es mejor guardar la discreción del caso por respeto a los demás. Además, volvemos al mismo tema señalado en el anterior párrafo: un personaje público debe seguir determinada senda para evitar caer en cuestionamientos.
Luego de algunas horas se detuvo al presunto atacante que acabó con la vida de otro joven tras la fiesta. Ahora refiere que lo hizo en defensa propia pues primero fue atacado por su víctima. Sin embargo, la investigación reciñen comienza y veremos qué más novedades tendremos sobre el asesinato.
Esperemos que las diligencias avancen sin mayor novedad. Que el hecho que una congresista se vea involucrada no debe influir en la investigación. La premisa es llegar hasta el final para saber en qué circunstancias se perdió una vida.