El apoyo absoluto que diferentes bancadas del Congreso daban a la gestión de la presidenta Dina Boluarte parece que llegó a su fin. Hoy hay muchas posibilidades que el ministro del Interior, Vicente Romero, sea censurado de su cargo. Las fuerzas políticas que dominan el Parlamento por primera vez parece que toman un acuerdo en común: Romero no va más.
Motivos hay diversos. En el 2023 se aprecian crímenes más crueles contra los peruanos, hay incremento de casos de sicariato en todo el Perú, los asaltos se aprecian cada hora. Matan por robar un celular es frecuente, las familias sufren el robo de sus viviendas más recurrentemente.
En el caso de Arequipa, han ocurrido más de seis crímenes perpetrados por sicarios. El último ocurrió ayer en el distrito de Mariano Melgar con la muerte de un barbero venezolano de solo 20 años, quien fue acribillado por sus propios compatriotas que no dudaron en atacarlo en pleno día y delante de inocentes.
A estos niveles está llegando la inseguridad y ello sirve como principal argumento para que las fuerzas políticas coincidan en pedir la salida de Vicente Romero del Ministerio del Interior.
Hoy se define la permanencia del ministro y, a menos que haya un milagro, todo hace indicar que está con un pie fuera del cargo. A pesar de los esfuerzos por buscar el respaldo popular y mostrarse con aparente tranquilidad con frases como “no me preocupa la censura sino la seguridad del país”, el ministro del Interior afronta la crisis que vive el país en materia de lucha contra la delincuencia.
El presidente del Consejo de Ministros, Alberto Otárola, aprovechó el primer día de la Conferencia Anual de Ejecutivos (CADE) para respaldar la labor de Vicente Romero. Sin embargo, parece que no será suficiente. La situación está insostenible y por primera vez en varias lunas veremos una decisión de consenso entre los legisladores de diferentes bancadas que piden refrescar el cargo en la cartera del Interior y se afronten nuevas políticas en materia de seguridad ciudadana.