Un nuevo hecho delictivo alarma a la población arequipeña la tarde del último jueves. Dos personas fallecieron, luego de ser atacadas, al parecer, por sicarios, a bordo de una motocicleta. Los primeros indicios apuntan a un ajuste de cuentas que acabó con la vida de dos personas más en medio de la ola de violencia que vive nuestra ciudad.
En el aire están quedando las propuestas de diversas autoridades de declarar en estado de emergencia a la ciudad debido a los altos índices de inseguridad ciudadana. También sigue en la palestra la propuesta de dotar de armas no letales a los integrantes de serenazgo. A la par, la Policía continúa con la labor de expulsar a los extranjeros involucrados en algún delito o que simplemente tengan una situación migratoria irregular. Estas y otras iniciativas se mantienen en debate, mientras que la población sigue afrontando las secuelas del ataque delincuencial.
Si no queremos que más de estos hechos se repitan de manera cotidiana, se necesita aún más compromiso de las autoridades por concretar propuestas que sirvan de verdad para enfrentar la inseguridad ciudadana. Cada vez nos acercamos más al panorama que se aprecia en la capital de la república o en el norte del país, donde el sicariato y la criminalidad han tomado las calles con todo su poder sin una respuesta adecuada.
Resulta muy lamentable que la ciudadanía no pueda realizar sus actividades de manera normal, pues se encuentra en medio del enfrentamiento entre bandas criminales. Así hablamos de inocentes que están sufriendo las consecuencias de los golpes de la delincuencia. La inseguridad está abarcando cada vez más distritos y por ello el llamado urgente para que las autoridades aceleren la aprobación de medidas contra la inseguridad. Ojalá que en los próximos días haya menos palabras y más acción de quienes nos gobiernan.
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