Cada año, los desfiles escolares se convierten en una muestra vibrante de identidad, disciplina y entusiasmo juvenil. Sin embargo, la planificación de estos eventos debe considerar el bienestar integral de los estudiantes. Exponer a menores a jornadas extenuantes bajo el sol, en horarios inadecuados o sin hidratación, puede derivar en riesgos para su salud. Por ello, autoridades educativas y municipales deben coordinar protocolos claros que prioricen la seguridad antes que la espectacularidad.
Los municipios, junto con las direcciones escolares, deben establecer rutas seguras, puntos de atención médica y horarios que eviten las horas de mayor calor. La participación de brigadas escolares y voluntarios en temas logísticos puede contribuir a una experiencia ordenada. Además, se debe garantizar el transporte adecuado, zonas de descanso y espacios protegidos para que los estudiantes no se expongan innecesariamente a largas caminatas o aglomeraciones.
El rol del espectador también es clave: mantener el respeto por las delegaciones escolares, evitar invadir las rutas de desfile, seguir indicaciones del personal de seguridad y abstenerse de conductas que alteren el orden público.
Los asistentes deben llevar agua, sombreros, y bolsas para recoger sus residuos sólidos, fomentando una celebración limpia y responsable. Los aplausos y el entusiasmo, cuando son respetuosos, se convierten en el mejor aliento para los estudiantes.
Así vivimos la temporada de Fiestas Patrias en Arequipa. Con desfiles por doquier pero siempre con las recomendaciones del caso para garantizar que se trate de celebraciones aptas para todos.