La vida está llena de lecciones y quien no sabe usarlas peca de ignorante, soberbio y hasta ridículo. Es lo que le pasó al presidente de Colombia, Gustavo Petro, quien el pasado sábado quiso ponerse insolente ante el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, al negarle que aterricen en suelo colocho dos aviones militares, que traía a más de un centenar de delincuentes expulsados de EE. UU.
La rápida respuesta de Trump, no se hizo esperar. Dispuso las siguientes medidas: aranceles de emergencia del 25% a todos los productos colombianos que entran a Estados Unidos, y en una semana estos se elevarán al 50%. Prohibición de viaje y revocación inmediata de visas a los funcionarios de gobierno colombiano, a sus aliados y partidarios. Suspensión de expedición de visas en la Embajada de EE. UU. en Bogotá.
Petro, por segunda vez desafió a Trump indicando que no le gustaba ese país y luego añadió que las puestas de Colombia estaban abiertas a otras naciones, dando a entender que podría hacer sociedad con Rusia y China. Pero, ya se había armado un tremendo rechazo de todos los sectores políticos, económicos y sociales de Colombia. Al extremo que el alcalde de Medellín, en discurso dijo que su ciudad sí recibirá a los colombianos expulsados.
Pasaron dos horas (unos dicen que Petro estaba borracho, cuando escribió sus respuestas; otros dicen que quiso enfrentarse a Trump), pero Petro reculó y ofreció su avión presidencial para traer a los expulsados. Fue admirable, firme respuesta y jugada maestra de Trump, que terminó por arrodillar al mandatario colombiano.
Al filo de la medianoche del domingo, el ministro de Relaciones Exteriores leyó un mensaje, indicando que aceptaban que aterricen los aviones norteamericanos y que el incidente estaba superado. En este anuncio estaba el embajador de EE. UU., Francisco Palmieri, que fue removido de su cargo y reemplazado por Daniel Newlin.
Como epílogo de esta crisis: Petro terminó humillado ante el mundo y con la sensación que el presidente comunista, exguerrillero, no está preparado para gobernar ni conoce los acuerdos internacionales, enfrentándose a su socio comercial y militar de años. Mientras que en el interior de su país se escuchaban voces de su destitución.
.jpg)
.jpg)
.jpg)
