El próximo martes 26 de septiembre los docentes de las universidades públicas a nivel nacional entramos en una huelga indefinida. En el caso de Arequipa, la docencia universitaria de la Unsa ha decidido acatar la medida de lucha. Mientras más contundente sea, más pronto terminará; en el entendido de perjudicar lo menos posible a los estudiantes.
Las huelgas son un instrumento poderoso en el ámbito laboral y social que desempeña un papel crucial en la defensa de los derechos de los trabajadores y en la búsqueda de condiciones laborales justas. Las huelgas son un derecho fundamental reconocido internacionalmente por organizaciones como la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y están protegidas por las leyes laborales en muchos países democráticos, incluido el nuestro (aunque eso de democrático está en debate hoy en día). La existencia de este derecho proporciona a los trabajadores una herramienta legítima para abogar por sus intereses y protegerse contra prácticas laborales injustas. Las huelgas a menudo se utilizan como último recurso cuando las negociaciones entre los trabajadores y los empleadores no conducen a acuerdos satisfactorios. Las huelgas ayudan a equilibrar el poder entre los trabajadores y los empleadores. Los trabajadores, cuando se organizan y ejercen su derecho a la huelga, nivelan el campo de juego en una relación laboral que, en muchos casos, puede estar desequilibrada en favor de los empleadores. Las huelgas, a menudo, fomentan la solidaridad entre los trabajadores y los sindicatos. Cuando un grupo de trabajadores decide hacer huelga, otros pueden y deben unirse para mostrar su apoyo y solidaridad. Esto fortalece el movimiento laboral en su conjunto y aumentar la efectividad de las acciones de protesta
Finalmente, cabe recordar que, a lo largo de la historia, las huelgas han desempeñado un papel importante en la lucha por los derechos laborales y sociales. Han contribuido a la creación de leyes laborales más justas, la reducción de la explotación laboral y la mejora de las condiciones de trabajo. Ningún derecho laboral se ha logrado gracias a la buena voluntad y solidaridad de los poderosos. En esta ocasión la docencia universitaria reclama por una mejora sustancial de nuestros ingresos (¡Es increíble que docentes de la educación básica regular ganen más que un profesor universitario!), mejoras en el presupuesto para las universidades (que deberían orientarse a una infraestructura adecuada, capacitación y prestación de servicios de calidad), y al respeto de la autonomía universitaria. Esperemos que la medida de lucha logre alguno de estos objetivos.