Lo sucedido con la liberación de Iván Quispe Palomino solo se consolidó como la cereza en la torta de un viernes penoso para el Gobierno. El varón quedó en libertad tras comprobarse que lo dicho por el Ejecutivo era una rotunda equivocación, por decirlo menos. El hombre no era cabecilla terrorista, no estaba requisitoriado y ni siquiera era la persona que señalaban como miembro de la cúpula de Sendero Luminoso.
En este caso hay una cadena de errores por la cual tendrá que responder el ministro del Interior, Juan José Santiváñez. Los más sensatos analistas señalan que lo más sano sería dar un paso al costado ante tremendo papelón. Veremos si es que la presidenta Dina Boluarte toma una decisión o sigue manteniéndolo en el puesto contra viento y marea.
A eso debemos sumar el hecho que la presidenta sigue sin responder por diversos problemas en su Gobierno. Ayer, en la procesión del Señor de los Milagros, solo dio un mensaje general y evitó hablar de los procesos en su contra y los cuestionamientos de la ciudadanía.
El Congreso tampoco se salva. La población se lo hizo saber tras lanzar pifias mientras la imagen del Cristo Moreno ingresaba al patio del Legislativo. Existe un rechazo mayoritario a la actividad de quienes llevan las riendas de la patria y cada vez más se les hace ver que su trabajo está venido a menos.
Frente a ello, se mantiene la crisis originada por la inseguridad ciudadana. La criminalidad sigue avanzando y dejando con cada vez menos opciones a quienes se encargan de gobernarnos. Esperemos que ello cambie en beneficio de todos los peruanos que solamente ansiamos paz.
.jpg)
.jpg)
.jpg)
