Alberto Otárola cometió el mayor de los errores contra el país cuando convenció a la señora Dina Boluarte de quedarse al frente del país como presidente. Luego de la andanada de protestas, que se calmaron en parte por la promesa de adelanto de elecciones primero en el 2023, luego en el 2024, surgieron una serie de personajillos que llevados por la debilidad del personaje impulsaron la idea que Dina Boluarte debía quedarse hasta el 2026. No pensaron en los intereses del Perú sino en ver cómo podían facturar más. El resultado es visible, un elenco político del peor nivel de nuestra historia republicana, que no solo no ha gobernado sino que, en lo referente al Poder Legislativo ha dado normas nocivas para el país a tal punto que en muchos casos ha favorecido a la delincuencia.
Enfatizo en el término “elenco político” porque no se trata únicamente de la señora Dina Boluarte y su conjunto de allegados al frente de los ministerios. El problema se extiende a los congresistas, al sistema de justicia, a los gobernadores regionales y a los alcaldes. El alcalde de Lima por ejemplo, Rafael López Aliaga, vive políticamente de promesa en promesa, con un legado de obras inútiles o perniciosas y que ha endeudado terriblemente a la ciudad por las tres próximas administraciones. Si alguien lo critica recibe una andanada de insultos en las redes, de troles y bots que sobreviven usted sabe cómo. Por otro lado no hay oposición. Todos los gobiernos anteriores al de Dina Boluarte han tenido algún tipo de oposición. Este no. Mas bien los que deberían serlo, Fuerza Popular de Keiko Fujimori y APP de César Acuña, son entusiastas defensores de la señora Boluarte.
Tan es así que estas son las bancadas que junto a la de Somos Perú y Renovación Popular mas han protegido a ministros incompetentes. Parlamentarios fujimoristas y de APP defienden el derecho de Dina Boluarte a subirse el sueldo en 120% y ganar este mes de julio más de 71 000 soles en una demostración de gobernar con desprecio y de espaldas al pueblo peruano. La señora Boluarte impuso su capricho de querer ganar más del doble. Lo que diga y reclame el pueblo peruano no le importa.
Mientras la señora Boluarte está dedicada a defenderse de sus acusaciones sobre joyas, relojes, operaciones estéticas y ahora remuneraciones, una niña de 2 años que acompañaba en el asiento trasero a su padre ha sido asesinada de un balazo en la cabeza por sicarios. Pero eso ya no nos interesa. No es noticia. Ese es el principal peligro de que la mediocridad y la incompetencia se hayan convertido en la nueva normalidad.
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