Las calles de Lima fueron testigos de una nueva marcha de transportistas contra el avance de la inseguridad ciudadana. Durante la tarde de este jueves se pudo apreciar los enfrentamientos con policías que buscaban mantener el orden. La población, cansada de la inacción y las débiles respuestas del gobierno, exige soluciones contundentes frente al alarmante incremento de la criminalidad. Desde robos y asaltos hasta homicidios que han consternado a las comunidades, la percepción generalizada es que el tema parece haber superado la capacidad de gestión gubernamental y ello fue mostrado en la jornada de este 10 de abril.
Planes como el fortalecimiento de la presencia policial o campañas de seguridad comunitaria son recibidos con escepticismo, mientras los episodios de violencia persisten sin cesar. El descontento aumenta cuando se observa que las medidas parecen ser más una reacción a los reclamos sociales que una estrategia planificada y efectiva.
Lo que más golpea a la población es el continuo saldo de muertes como consecuencia de los ataques de delincuentes. Historias de vidas truncadas se multiplican en los medios de comunicación y generan un profundo sentimiento de impotencia. Incluso, mientras se daban las manifestaciones de este jueves, también se reportaron ataques a mano armada en otros puntos de la capital y del país.
Esperemos que este panorama pueda mejorar en los siguientes días. Sin embargo, cuando aparecen expresiones como la del ministro de Educación, Morgan Quero, indicando si los alumnos quieren “estudiar o parar”, pues tenemos más dudas acerca del rumbo que tiene el Ejecutivo en la lucha contra la delincuencia.
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