Queda una larga lista de delitos cometidos por el ingeniero agrónomo Alberto Fujimori por cuales nunca pagó ni pidió disculpas y otros por los que fue sentenciado y no cumplió la pena de cárcel. Hay miles de peruanos que lloraron por la injusticia que les provocó el líder eterno de Fuerza Popular. Es inevitable decir que hay otros miles que lo aman, el fanatismo es abrumador. Lo respetaron, lo idealizaron, lo siguieron y hoy se convierte en su santo popular.
El deceso de Fujimori, por un lado, cierra un ciclo en el cual su nombre que utilizado como ‘caballito de batalla’ por diversos grupos a favor y en contra. Los primeros porque seguían viéndolo como líder político que derrotó al terrorismo y los segundos porque se trató del dictador que permitió una serie de actos de corrupción y contra los derechos humanos.
Cada acto que realizaba Fujimori tenía impacto de alguna manera. Tras dejar el poder mediante renuncia y huir a Japón dejando un país fragelado, luego ser extraditado, cada palabra o hecho generaban controversia y permitía que sus allegados se posicionen en el espectro político respondiendo a propios y extraños con la seguridad que brinda el contar con una figura significativa histórica.
Hasta el final su nombre sirvió como arma política. Si no que lo diga su hija Keiko Fujimori, con quien apareció en una foto mientras firmaba su afiliación a Fuerza Popular y señalaba que postularía a la presidencia. Todo ello ahora finalizó con el deceso de Fujimori.
Deja este mundo con varias cuentas pendientes con la justicia. Aunque fue indultado, de su trayectoria siempre habrá dudas. Muchos destacan los logros de su gobierno, pero otro sector de la ciudadanía se mantiene indignada, pues considera que debió permanecer en prisión. Tanto la vida y ahora la muerte de Fujimori despiertan varios tipos de pasiones en la política.
.jpg)
.jpg)
.jpg)
